El equipo de arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano ha ganado por unanimidad el concurso convocado para diseñar el Palacio de Congresos de Aragón que se construirá en el meandro de Ranillas con motivo de la exposición internacional de Zaragoza 2008.

La propuesta, valorada en 36 millones de euros que asumirá el Gobierno de Aragón, cautivó a los diez miembros del jurado por su belleza plástica, su sencillez constructiva y la versatilidad funcional del edificio.

Consiste en una estructura horizontal que se alza sobre la plataforma central de la expo, la misma que da acceso a los pabellones internacionales, el pabellón puente y la pasarela de entrada a la Torre del Agua. Se cubre con una cubierta sinuosa con lucernarios que permiten el paso de los rayos solares para iluminar vestíbulos y salas comunes. Asimismo, las estancias reciben luz natural del exterior por las paredes traslúcidas de las fachadas, que alternan frentes acristalados y celosías metálicas.

Según el diseño, el edificio se compone de tres cuerpos principales, que albergarán auditorio, pabellón multiuso y salas modulares, comunicados a través de un gran vestíbulo. Tal y como solicitaba el pliego de condiciones, el edificio dispone de gran versatilidad que se traduce en un amplio auditorio dividido en dos plantas con un aforo máximo de 2.700 personas.

En total, la superficie construida será de 18.641 metros cuadrados divididos en cinco plantas, una de ellas bajo tierra. Durante la muestra internacional, el Palacio de Congresos albergará la Tribuna del Agua, donde pueden desarrollarse varios seminarios o exhibiciones de forma simultánea.

Nieto y Sobejano percibirán ahora una remuneración de 40.000 euros en concepto de premio, que se detraerán de sus honorarios como directores del proyecto de construcción, cuya ejecución requerirá 35.989.000 euros según el proyecto presentado y que serán financiados íntegramente por la DGA. El plazo de ejecución será de 20 meses y se entregará en primavera del 2008.

La adjudicación se produce apenas unos meses después de que el Ayuntamiento de Zaragoza diese marcha atrás y anunciase que, debido a la premura del tiempo, no podría levantarse un gran auditorio en el meandro de Ranillas. La Sociedad General de Autores y Editores se ofreció a sufragar el proyecto aunque finalmente las negociaciones no fructificaron.