--Su renovación no termina de concretarse y su vinculación acaba frente al Huelva.--Antes del viernes se tiene que solucionar todo, pero no creo que haya problemas. Creo que sí seguiré. Por las dos partes hay un interés en continuar y eso es lo principal. No es un problema de dinero.

--Esta duda no afecta a su juego.--Es algo que he dejado en manos de mi agente. Lo que a mí me importa es jugar, darlo todo. Si este trabajo es luego recompensado, mejor que mejor. Lo consideraré un premio, un regalo de Navidad. Pero yo siempre dije que vine para trabajar dos meses, sin mirar mucho más allá y con esa intención juego.--Hispano

-- es ya un grito de guerra en el pabellón. Su presencia es acompañada con los aplausos más sonoros. ¿Cómo valora esto?--Imagínate. Llegas a una ciudad nueva, un equipo nuevo y desde el primer momento te apoyan como lo hacen. Es para estar muy contento. Estoy muy agusto en Zaragoza, en un club tan grande como el CAI. La afición es increíble y lo agradezco.

--En su caso tampoco necesita las ovaciones para motivarse.-- Ayuda muchísimo. Contra el Valls, mismamente. Sales y la gente te arropa. Corean tu nombre. Te dan muchas más ganas de darlo todo. Te involucras más.

--Este cariño está vinculado a su carácter guerrero. Pero quizá sea una visión limitada. ¿No le molesta este encasillamiento?--No. Yo crecí jugando en la cantera del Badalona. Allí yo era la estrella del equipo, el que tiraba más tiros. En el baloncesto profesional, tienes que hacer lo que te piden. Yo entreno fuerte y en los partidos entiendo que el CAI tiene más jugadores ofensivos. Asier, John y Antonio son los que deben anotar. A mí me toca defender, como a todos. Sé cuál es mi objetivo, luchar y ayudar a mi equipo a ganar.