Demasiado pronto llegan las urgencias para el Casademont Zaragoza. Han bastado apenas siete partidos para que las dudas se hayan instalado ya en el seno del conjunto aragonés, desconocido hasta la fecha. El cuadro de Ocampo no carbura y los malos momentos presiden la trayectoria actual de un equipo que parece otro. Nada que ver con aquel grupo alegre que se divertía y divertía jugando al baloncesto. Ahora abundan los gestos rígidos y las caras serias. Ha perdido la gracia y la sonrisa. No sobra nada y faltan muchas cosas, entre ellas, jugadores. Y más ahora que Sulaimon estará fuera alrededor de dos meses como consecuencia de una lesión muscular. Con Justiz todavía sin fecha de regreso y varios efectivos básicos fuera de forma o muy lejos de una versión aceptable, el panorama se ha oscurecido de golpe para un Casademont que apenas ha ganado un par de partidos de los siete que ha disputado entre la competición doméstica y la Champions.

Así que el choque de este sábado (18.00 horas) en San Sebastián se antoja esencial para ahuyentar fantasmas y sofocar cualquier conato de incendio. Porque ya hay dudas, y no pocas, acerca de la planificación de la plantilla y del entrenador. Demasiado pronto para semejante acumulación de inquietudes, pero, si bien la derrota entraba dentro de lo probable ante rivales de la talla de Tenerife, Real Madrid, AEK Atenas, Dijon o Burgos, la victoria en tierras donostiarras es una obligación para un Casademont que debe imponer su calidad ante un recién ascendido que todavía no conoce la victoria tras dos partidos disputados. Ambos en casa, ante Real Madrid y Burgos, dos rivales que, como debería ser el Casademont, son de otra liga. También el cuadro vasco necesita ganar ya, por lo que el duelo será sin cuartel en la sala de urgencias.

Afrontan el duelo los locales con la conciencia tranquila tras haber rendido bien ante dos colosos pero con la necesidad de sumar cuanto antes para evitar males mayores. Así que la empresa no se presenta fácil para un Casademont que, en realidad, juega contra sí mismo. Porque, a estas alturas, el equipo ha mostrado más cosas malas que buenas.

En el San Sebastián Arena espera Radoncic, jugador fichado este verano por el Casademont y cedido posteriormente al Guipuzkoa. Junto a él, otro viejo conocido: Pere Tomás, capital para Marcelo Nicola, que tratará de acabar con la maldición que persigue al cuadro donostiarra cuando recibe al Básket Zaragoza en Illunbe, donde ha perdido las cuatro veces que se han enfrentado.

Illumbe es la plaza. Ahí, Ocampo y los suyos están en la obligación de acabar con una racha de tres derrotas consecutivas (dos en Europa y la del pasado jueves en casa ante el Burgos). Toca bajar a la arena, desterrar el miedo y atarse los machos. Es la hora de la verdad. Así que, valor y al toro.