Fiesta completa en el Príncipe Felipe. El Tecnyconta Zaragoza es sexto clasificado de la Liga ACB después de ganar al Manresa en un duelo disputadísimo, igualadísimo, ante un gran rival, y jugará las eliminatorias por el título cinco años después. (Lee aquí cómo hemos contado el partido).

También estará el Manresa tras las derrotas del Andorra y del Tenerife. Por eso estallaron de júbilo los 300 seguidores catalanes y después de la épica batalla final todos festejaron y celebraron en la pista. “¡Sí, sí, sí, nos vamos al playoff!”, cantaban todos. Felicidad compartida. El equipo aragonés jugará el jueves a las 20.15 el primer duelo de los cuartos de final en el Buesa Arena. El Baskonia visitará el Príncipe Felipe el domingo, en horario aún por determinar.

El Tecnyconta Zaragoza no ha fallado. Ha puesto toda la pasión, toda la rasmia y todo el baloncesto del que dispone para ganarse por derecho propio una plaza entre los mejores y poner el colofón a una temporada que ya va a ser inolvidable. 18 victorias, su segunda mejor marca, y sexto de la Liga regular, solo mejorado por la quinta posición de la temporada 12-13. Y en una Liga especialmente competitiva. Ha sido muy caro ser sexto porque ha habido muchos equipos peleando al máximo, con buenos fichajes y muchos refuerzos. Se lo había merecido el equipo de Porfirio Fisac, pero aún tenía una última prueba de fuego para demostrar de qué pasta está hecho. Y un día más, no ha defraudado. Pase lo que pase ante el Baskonia, Zaragoza vuelve a identificarse con su equipo, a disfrutar del deporte, a ser feliz con el Tecncyonta. El pabellón ha vivido hoy uno de sus días grandes con la mejor entrada del año, 10.106 espectadores, que han animado, apretado, protestado durante los 40 minutos. Que han vivido intensamente, en definitiva, lo que ocurría en la pista. No era para menos.

Zaragoza ha vuelto a ganarse el derecho a soñar, la frase que José Luis Abós dejó grabada a fuego en el corazón de los aficionados y que ayer volvió a presidir la grada antes del partido y puso un nudo en la garganta después a Porfirio Fisac. Han sido cinco años complicados desde la desaparición del técnico. Desde entonces no había jugado un playoff el equipo aragonés y los dos últimos años habían sido especialmente duros. El club bordeó el desastre con unas salvaciones casi milagrosas en las últimas jornadas pero este curso ha recuperado la calma, ha acertado con técnico y fichajes y ha armado un equipo equilibrado, resistente y que transmite muchas cosas. Y del que no ha tenido que cambiar ninguna pieza. También ha tenido suerte en algunos momentos, para qué engañarnos, pero no ha conseguido nada que no haya merecido sobradamente.

Lo de hoy no ha sido suerte, ni mucho menos. Era un día para nervios de acero. Para saber jugar con la responsabilidad individual y colectiva, para no dejarse abrumar por lo que había en juego. La concentración e implicación de los 24 jugadores de ambos equipos y de los cuerpos técnicos han sido máximas durante los 40 minutos. El combate ha sido digno de dos equipos que se jugaban la temporada en el último partido y que querían con todas sus fuerzas el mismo objetivo. Un pulso a corazón abierto en el que los dos han empleado todas sus armas disponibles. En el caso del Tecnyconta, desde el ímpetu fresco y fogoso de la juventud de Carlos Alocén hasta la veteranía de un Seibutis tan atento a lo que ocurre en la pista como a no dejarse sin saludar a ningún niño de la grada, pasando por la de un Fran Vázquez que se ha dejado el alma en cada acción porque quería ser importante después de su baja. El Tecnyconta ya tiene su justo premio, jugará el playoff. Es el sexto clasificado de la ACB. Volverá a Europa. Ahora, a seguir soñando.