-¿Ya ha despertado del sueño?

-Todavía parece un sueño pero ya he tenido tiempo para descansar y pensarlo bien, para ponerlo en perspectiva. Estoy muy contento. La verdad es que he tardado un par de días hasta que me he enterado bien de todo lo que sucedió.

-¿Durmió esa noche?

-No dormí nada. Me quedé despierto con la familia y mi representante a través de vídeoconferencia. Es que el draft es muy largo, dura como cinco horas, y cuando me draftearon tenía muchas entrevistas. Y luego en cuanto acabó me tuve que ir a entrenar. Fue una noche muy larga.

-Y directo a entrenar.

-Sí, sí, pero tenía tanta adrenalina y estaba tan feliz... Además me había tomado un par de Red Bull y cafés y fui directamente. Nos lo pasamos muy bien en el entrenamiento. Como estaba solo en el piso lo celebramos por la mañana.

-¿Era lo que esperaba?

-Al principio de todo sí tenía confianza. Luego es verdad que cuando me lesioné la confianza bajó un poco porque era más difícil. Pero cuando dejé mi nombre en el draft mi representante me dijo que tenía posibilidades, por eso me he quedado. Pero hasta el último momento no sabía si me iban a coger o no.

-¿Pensó en quitarse del draft después de la lesión?

-Me apunté hace medio año más o menos. Y luego me podía quitar pero hemos decidido quedarnos porque vimos que había posibilidades y ha salido bien.

-¿Se han puesto en contacto con usted desde Oklahoma?

-Sí, ya hemos hablado pero poco porque están pasando muchas cosas en el club. Me han dicho que no hay ninguna prisa, que disfrute el momento y ya hablaremos cuando se relaje todo. Ahora están firmando jugadores con el free agency y tienen mucho trabajo. Me han dicho que no hay ninguna prisa y cuando acabe esto hablaremos más tranquilamente y ver qué hacemos en el futuro.

-Ahora estará centrado en la recuperación de la lesión.

-Sí, claro, y ellos quieren llevar la recuperación. Me han dicho que fuera allí a recuperarme pero todo eso tenemos que hablarlo todavía. Pero tanto yo como Oklahoma y el Casademont sabemos que lo más importante es recuperar bien la rodilla y estamos buscando la mejor opción.

-¿Cómo va esa recuperación?

-Vamos muy bien. Todavía queda mucho pero el rango de movilidad está muy bien y desde la octava semana, que va a ser la siguiente, podré empezar a andar sin muletas. Estoy echando más peso y en una semana podré andar. Vamos muy bien pero queda mucho trabajo por delante.

-¿Recuerda su llegada aquí?

-Vino mi madre conmigo, eso me ayudó un montón. Además de todos los entrenadores y todos los que trabajan en el club, me ayudaron con el colegio, a conocer Zaragoza, en todo. Y los compañeros que he tenido. El principio era muy difícil, fuera de casa, no conocía la lengua... Pero en pocos meses me sentía ya uno más.

-¿Fue duro?

-Cuando me quedé ya solo, porque mi madre volvió a casa, fue difícil porque no tenía a nadie. Estaba un poco solo pero todos los entrenadores hicieron lo posible por ayudarme en todo no solo en baloncesto sino en la vida. Y los compañeros igual. Aunque estaba solo siempre tenía un sitio donde ir a comer con una familia. Echaba de menos a mi familia pero siempre tuve ayuda.

-¿Cómo empezó a jugar?

-Porque tengo una hermana que tiene cuatro años más que yo y la entrenaba mi padre, así que siempre estábamos en la pista. Yo crecí en la pista. Cuando podía andar ya sabía botar la pelota. Empecé a entrenar con mi hermana, luego con mi padre y después ya me fui a un equipo, el Písek, de una ciudad pequeña a veinte minutos donde nací, y jugué allí hasta los trece, cuando me fui a Zaragoza.

-¿Cuándo empieza uno a soñar con la NBA?

-Ahora he visto una entrevista que hice en Chequia cuando tenía ocho años y ya dije que mi sueño era jugar en la NBA. Aunque lo veía muy lejos venir a Zaragoza era estar un paso más cerca para poder llegar. Entonces era un sueño, no una realidad, pero sabía que venir aquí me iba a ayudar mucho. Todos los pasos que he dado han sido para jugar en la NBA. Y Zaragoza era el sitio perfecto para empezar a hacer realidad ese sueño, por lo bien que trabajan con la cantera y los buenos entrenadores que tienen.

-¿En qué ha cambiado?

-En siete años he mejorado en todo. Pero sobre todo, y ya no hablo de baloncesto, he aprendido a vivir solo, a ser independiente y eso me ha ayudado a crecer como persona. Llevo viviendo sin la familia desde los 14 o 15 años. Ahora por ejemplo ir a la NBA es otro paso. Es un mundo diferente pero estoy feliz de que no tengo que empezar de cero, ya sé vivir solo y no tengo tanto miedo de ir a Estados Unidos. Además ya he estado dos veces y no es como venir a Zaragoza con 14 años sin saber la lengua y sin saber dónde me metía. Cuando vine pensé que todo iría bien y sería fácil pero no es así. Era duro. Ahora ya soy consciente, ya sé que va a ser difícil pero ya estoy acostumbrado.

-¿Cómo está viendo al equipo?

-No es el inicio que nosotros queríamos pero ahora tenemos dos semanas para mejorar los detalles y esto es lo que va a hacer la diferencia. Hasta ahora parecía que no teníamos claros los detalles. Y si todos vamos a lo mismo creo que vamos a volver al nivel del año pasado porque tenemos muy buenos jugadores.

-¿Qué aporta Sergio Hernández?

-La parte mental es gran parte del baloncesto y nos está dando la confianza a los jugadores. Ahora lo que hace muy bien es que todos tenemos los detallas claros pero esto lleva un tiempo y no se puede hacer en una semana, ni siquiera en dos. Hace falta un mes por lo menos. Pero ya se ve en los entrenos que poco a poco vamos mejorando. El equipo está trabajando bien, duro y está cada día mejor.

-¿Le veremos jugar otra vez con la camiseta del Casademont?

-Espero recuperarme lo antes posible y si puedo para esta temporada pues muy bien. Y las siguientes ahora estamos en el proceso de ver qué va a pasar. Es difícil decirlo pero me gustaría jugar y no terminar mi etapa en Zaragoza con una lesión. Me gustaría jugar más partidos con el Casademont pero eso ya se verá. Tenemos que decidirlo.