El río Noguera Ribagorzana es la frontera natural entre Aragón y Cataluña. La historia ha querido que la raya administrativa serpentee de una orilla a otra. La carretera nacional N-230 conecta el llano de Lleida con la Vall d’Arán saltando de una comunidad a otra. Esto causa situaciones pintorescas como las que viven los núcleos de Aneto, Bono, Estet o Ginasté, pertenecientes al municipio pirenaico de Montanuy (Huesca) pero con única salida vial a la provincia ilerdense. ¿Qué pueden hacer sus decenas de habitantes en esta fase de la desescalada si está prohibido el tránsito entre provincias? «Leerse el BOE», afirma taxativa Esther Cereza, alcaldesa de esta localidad.

«El punto 7.1 del Plan de Desescalada permite que podamos acceder a otra provincia en estos casos extraordinarios para cubrir nuestras necesidades básicas. Es lo que hemos hecho durante toda la cuarentena y también ahora en este fase». 15 kilómetros de llano a Pont de Suert. 30 de puerto hasta Castejón de Sos, ya en el Valle de Benasque. La realidad del norte de la Franja le conecta cultural y socialmente con Cataluña. El ambulatorio o el instituto caen en la ladera de la Alta Ribagorza ilerdense, comarca que, como Huesca, pasó a la fase 1 el pasado lunes. «Es importante aclarar que la norma ha tenido en cuenta casos como el nuestro. No se puede crear alarma donde no la hay», indica preocupada Esther Cereza por la incertidumbre que se ha sembrado entre sus convecinos.

En Montanuy viven habitualmente unos 200 habitantes, muchos de ellos ubicados en áreas aisladas y en edad avanzada. Toda la ribera aragonesa del Noguera Ribagorzana, muy afectada por la despoblación y la falta de servicios, comparte esta situación. «Es que la N-230 entra y sale constantemente a Lleida y Huesca. Nadie se ha puesto a decir en cada cartel que no se puede pasar a la otra provincia. Si está justificado no tienes problema en los controles de la Guardia Civil o de los Mossos», insiste Cereza.

Los responsables municipales indican que, además del estricto cumplimiento de la norma, debe prevalecer el sentido común y remarcan que los establecimientos de ocio siguen cerrados en Pont de Suert. Durante la cuarentena el ayuntamiento de Montanuy puso en marcha un servicio de reparto de compra para evitar que las personas en riesgo o sin vehículo tuvieran que bajar a los supermercados de Vilaller o Pont de Suert. Ahora han reactivado el transporte social para que aquellos que tienen alguna necesidad médica de urgencia puedan bajar al ambulatorio de Pont de Suert. «Hay varias personas que tienen que bajar a hacerse unas analíticas. Siempre guardando las medidas sanitarias que se han impuesto. Porque aunque seamos pocos tenemos que tener claro que hay que seguir todas las recomendaciones», remarca Cereza.

Al inicio del estado de alarma se localizó un foco de contagio en Laspaules, población pegada a Montanuy, ahora controlado. La ganadería y el turismo es el sustento en estos parajes de alta montaña, a la espera de la ampliación a Castanesa de la estación invernal de Cerler. Los establecimientos hoteleros y de restauración están acometiendo la adecuación de sus instalaciones para poder acoger visitantes en el periodo estival si se restablece la normalidad. En este sentido, la asociación local Punto Pirineos, que aglutina 25 pequeños empresarios de Montanuy, Bonansa y otros municipios colindantes, ha puesto en marcha una campaña de promoción para intentar reactivar esta oferta vacacional como un destino seguro y saludable en el escenario post Covid-19.