Más de 30.000 estudiantes iniciaron ayer el nuevo curso académico en la Universidad de Zaragoza, de los que unos 6.000 son de nuevo ingreso. La docencia comienza en este año de manera semipresencial, alternando las clases presenciales y vía streaming, según la titulación y su número de alumnos, y dependiendo de la formación, que, como ocurre en la de tipo práctica, la asistencia es obligatoria.

Por ejemplo, los alumnos de primer curso de las titulaciones de la Facultad de Ciencias sí han comenzado de forma presencial porque las aulas son amplias y el número de alumnos más reducido, según informaron desde la Universidad. En ese centro se pueden cumplir las medidas requeridas, no es así por ejemplo en el primer curso de Magisterio de Primaria, donde comenzaron el lunes con mitad de clase en el aula y la otra mitad desde sus casas siguiendo la presentación por internet.

Es en las titulaciones con un número mucho más elevado de alumnos y aulas más reducidas donde la presencialidad es complicada y por lo tanto se apuesta por esta dualidad en la formación. Desde la Universidad se apunta que «cada centro y cada titulación tiene una situación diferente y son quienes mejor pueden adaptar las medidas a cada situación concreta».

200 aulas digitalizadas

Para asegurar este sistema, se adquirió equipamiento nuevo -principalmente cámaras web, micrófonos y ordenadores- para digitalizar más de 200 aulas, permitiendo garantizar un seguimiento online de las materias. Una dotación que se podría ampliar, ya que según el rector en funciones de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, se plantean seguir incorporando más medios para la docencia.

También se ha incrementado la contratación de personal para abarcar la digitalización realizada, que se ocupe junto al ya existente de resolver las incidencias que puedan darse en los equipos.

Las más de 40.000 personas, entre estudiantes y personal, que conforman la institución, afrontan un inicio de curso singular y complejo, marcado por la crisis sanitaria.

Ayudas a los alumnos

Este nuevo año académico se inicia con el objetivo de «no dejar a nadie atrás», según aseguró la consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón, Maru Díaz. «E intentar introducir cierta normalidad dentro de esta situación complicada», señaló.

Palabras que reiteró Mayoral, haciendo hincapié en el refuerzo de ayudas para los estudiantes, «para que las dificultades no recaigan en los alumnos». Se dota una nueva línea de 900.000 euros para el aumento de becas y se reduce de media el coste de matrícula de este año en un 13%. Además de que aquellos alumnos que estén afectados por situaciones familiares ligadas al ingreso mínimo vital no pagarán ninguna tasa académica.

La Universidad también posee un fondo de apoyo solidario covid-19 establecido mediante donaciones del personal y externas. «Creemos que con esto es suficiente para garantizar que el estudiantado no va a sufrir más allá de lo que sufre toda la población», dijo el rector en funciones.

Por otra parte, Mayoral advirtió de que es casi imposible que no aparezca ningún caso de coronavirus. Aseguró que se ocuparán de las situaciones que vayan surgiendo, pero «que nadie se alarme», manifestó, «van a surgir situaciones, es muy difícil estadísticamente que no haya ningún en caso, lo que se nos tiene que exigir es reaccionar de la manera adecuada ante esta situación», explicó.

Insólita apertura

El patio central del edificio Paraninfo acogió el acto de apertura académica del curso 2020-2021 de la Universidad de Zaragoza, celebrado en una ceremonia en formato reducido -de apenas 60 personas-, al aire libre y condicionada por las actuales exigencias sanitarias.

José Antonio Mayoral presidió el acto y estuvo acompañado de la consejera Maru Díaz. Se dio comienzo con la presentación del resumen de la memoria del curso anterior, a cargo del secretario general de la Universidad. Seguidamente, el doctor Luis Alberto Moreno Aznar, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Salud y coordinador del grupo GENUD, impartió la lección inaugural, titulada «Obesidad infantil. Sobre cómo entenderla y prevenirla». Y para clausurar el acto, se entonó el Gaudeamus Igitur.