Los amantes del Camino en Aragón consideran que es un buen momento para recuperar las señas de identidad de las rutas que cruzan por la comunidad, que fueron muy importantes en otros tiempos pero que han entrado en franca decadencia en los últimos años. Una de sus ideas es impulsar Zaragoza como centro de referencia de las rutas jacobeas y situar la capital aragonesa a la altura de la gallega en cuanto a importancia. Su explicación tiene historia, siglos, concretamente desde el año 40.

Así lo cuenta José María Viladés, presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Zaragoza: «Vamos a intentar que se reconozca a Zaragoza como un punto jacobeo a la altura de Santiago. Zaragoza tiene algo que no tiene ningún otro lugar. El apóstol estuvo en Zaragoza en el año 40, cuando se le apareció la Virgen del Pilar. El que quiera creer, que crea; el que no quiera, pues que no lo haga. Pero esto no es una cuestión de fe, sino del hecho del año 40».

Se refiere Viladés a la narración de la Venida de la Virgen, que aparece consignada por vez primera en documentos del siglo XIII, aunque hay quien entiende que viene de muy atrás. Se basan en el hecho de que había un templo dedicado a la Virgen en ese mismo lugar muchos años como se refleja en escritos. Aunque no hay constatación arqueológica ni documental de esta primera capilla, sí las hay de la existencia de una iglesia en Saraqusta, madre de las iglesias de la ciudad, dedicada a Santa María Virgen en el siglo IX en el lugar donde actualmente se erige la basílica, en torno al que se articulaba una de las comunidades de mozárabes de la ciudad. Tras la conquista de Zaragoza por el rey Alfonso I de Aragón en 1118, el templo se encontraba en estado ruinoso, y el obispo Pedro de Librana acondicionó la iglesia para el culto cristiano.​

«Desde el año 40 hubo que esperar al 815, hasta que se descubrieron los restos de la tumba del apóstol en Iria Flavia. El inicio del hecho jacobeo real está en Zaragoza, no en Santiago. Aquí estuvo Santiago, seguro. Y por lo que estamos luchando es por el reconocimiento de Zaragoza como un hito jacobeo».

Si Zaragoza lograra esa consideración, no cabe duda de que los tramos aragoneses reflotarían. Habría que acompañarlo, no cabe duda, ya que son muchas las quejas de usuarios y hospitaleros. Las más comunes son la carencia de infraestructuras, la falta de un apoyo decidido por parte de las administraciones y su correspondiente falta de promoción, la ausencia de información o la apuesta por la variante de Roncesvalles, que incluso es reconocido como el único Camino francés obviando la realidad histórica de Somport.