Carlos López, Víctor Lázaro, Víctor Moreno, Javier Ondiviela y sus familiares están recibiendo durante este fin de semana el primer homenaje tras el accidente automovilístico que costó la vida a los cuatro jugadores del Rigar Litocián. El deporte enmudeció el viernes, lo hizo ayer y también lo hará hoy durante un minuto en un acto que eternizó la figura de los futbolistas más allá de esos 60 segundos de callado y sincero silencio. El deporte en mayúsculas se dio la mano y formó un círculo alrededor del dolor, sin distinción de juegos, unido por el cordón umbilical de una pérdida muy propia.

El recuerdo no tuvo fronteras y sí diferentes embajadas, lugares comumes que se detuvieron antes de iniciar la competición en honor de esa juventud truncada en la cruel carretera del destino. La selección española de fútbol, antes de su encuentro frente a Bélgica en Santander --el viernes fueron los sub-21--, impactó por el alcance mediático de su respetuoso minuto. El Mann Filter, el Real Zaragoza, el CAI, el Waterpolo Pla-Za, el DKV Seguros... Todos ellos, hermanados con la mayoría de los clubs aragoneses sin diferenciar categorías ni edades, abrazan a la gran familia del fútbol sala. Ayer, en La Granja, con Sergio Lozano en las gradas, se vivió uno de los momentos más emotivos. Los padres de los cuatro desaparecidos y la viuda de Carlos López recogieron dos ramos de flores de las manos de los capitanes del Viveros Arnal y del Virolai. Las chicas del Foticos mostraron su respeto en el partido ante el Hegoalde.

EMOCIONES Como es lógico, la intensidad de las emociones más profundas creció allí donde alguno de estos jóvenes fue protagonista. Es el caso de Caspe, en donde Carlos López militó durante cuatro temporadas. Su exequipo posó una camiseta en el centro de la cancha con una dedicatoria en la que se podía leer: "Nunca te olvidaremos, Carlos". Sergio Diego besó la camiseta al marcar el primer gol y el pabellón rompió a llorar en forma de aplausos.

En la División de Honor de fútbol sala, Tito García Sanjuán y Nano Modrego, ahora en el Benicarló y excompañeros de Carlos López, lucieron crespones negros en duelo por la muerte de los jugadores. Estas manifestaciones demuestran que en todos los rincones de Aragón y de España, en todos los corazones, el reloj paró las horas por un tiempo, el mismo reloj que marca la evolución favorable de Chema Olona, quien podría recibir el alta durante la próxima semana, de Eduardo Benaque, que ya está en planta, y de Carlos Osta, quien aún desconoce el alcance de la tragedia.