Cuando las cosas van bien es mejor no cambiar nada. Este consejo de cuñado fue la filosofía que dominó el diseño del once inicial en la cabeza de Leo Franco. El entrenador argentino calcó en las primeras tres jornadas el equipo titular. La victoria en Eibar y el empate con remontada en Bilbao refrendó la idea de no dar alternativas a los que ya se habían ganado el puesto y habían conseguido buenos resultados. Sin embargo, la incorporación de El Alcoraz como campo de Primera abrió también la puerta de los cambios. La tapia hasta entonces de acero se resquebrajó con tres variantes y ahora ha despejado una gatera por la que pueden entrar nuevos candidatos para ocupar un puesto ante la Real Sociedad.

El pasado viernes Leo Franco tuvo que dejar en el banquillo a varios jugadores hasta entonces vitales. Las molestias tras la extracción de una muela que arrastraba el máximo goleador (3) Álex Gallar llevaron a este a un descanso inicial y a la concesión de una oportunidad para el extremo turco Serdar Gürler. Chimy Ávila y Rubén Semedo se ganaron esta condición de titulares con su trabajo durante las dos semanas del paréntesis liguero y dejaron sentados a los indiscutibles hasta entonces Cucho Hernández, con molestias musculares, y Xabier Etxeita.

La derrota ante el Rayo Vallecano puede activar una serie de variantes, tanto a nivel de piezas como a nivel táctico, derivando el 4-4-2 a un 4-2-3-1. El dominio de la parte central del campo propició en gran medida la supremacía del cuadro madrileño y un aviso para las próximas citas como local de la SD Huesca. Poblar esta zona de más efectivos o, al menos, que en esta área se muevan de forma más constante los jugadores de enlace. En esa línea se explica que esta semana se haya visto la opción de incrustar a Juan Aguilera como pivote defensivo junto a Damián Musto para liberar a Gonzalo Melero de responsabilidades y dejar a este en la mediapunta con más llegada. El Pulpo es uno de los jugadores que aún no han debutado este curso desplazado por el fichaje del argentino.

Otro movimiento se definiría en la delantera. Hasta el momento, el técnico oscense ha apostado siempre por arrancar con una pareja de ataque polivalente, con un jugador que fija la marca como Longo y otro (Cucho o Ávila) que juega buscando las espaldas de los zagueros y se descuelga por ambas bandas. La salida del italiano y la combinación de dos delanteros más móviles fue más efectiva para crear ocasiones en el tramo final ante el Rayo, pese a perderse centímetros de brega. Este plan podría repetirse, pese a perder centímetros y brega con los defensas de la Real, más teniendo en cuenta que el equipo echa en falta en ocasiones delanteros que acorten la distancia con la línea medular. Dejar a un ‘pequeño’ en punta y desplazar a otro a la banda, con capacidad para permutar sus posiciones, o dejar allí a uno de los centrocampistas sería otra de las alternativas para Leo Franco.

FERREIRO POR MOI

La intervención en la segunda parte de David Ferreiro, que encendió de peligro la banda izquierda, fue un aldabonazo tremendo en la puerta de la titularidad, un aviso que el gallego quiso hacer llegar a su técnico con sus intenciones de tener más tiempo de juego. El orensano solo ha participado hasta el momento en los minutos fugaces del partido de Eibar, Bilbao y Rayo, pero podría tener mañana la opción ante la Real, desplazando a Moi Gómez a la suplencia.

El debate de la portería está sobre la mesa. El Huesca es el equipo más goleado de Primera, aunque la cifra de 12 tantos está supeditada a la carga de ocho que recibió en el Nou Camp. La salida de Werner por el serbio Jovanovic podría ser otro de los cambios, si el serbio está en perfectas condiciones después de la lesión muscular que sufrió en la concentración de su selección. El intercambio de cromos bajo palos supondría ganar consistencia en el juego aéreo, especialidad del balcánico, e intentar cambiar una dinámica para un equipo que aún no sabe lo que es terminar un partido sin recoger el balón de la red de su portería.

Cambios y más cambios en la teórica pizarra del SD Huesca. La meta está clara. Sacar una final en casa, como la serán todas las que se disputen en El Alcoraz, para restar tres puntos de las cuentas por la permanencia. Da igual quien juegue, da igual el dibujo táctico, quien salga y cómo se sitúen en el campo, será aceptado por la familia que es el vestuario azulgrana. Todo por el bien común. Por seguir despierto en el sueño de Primera.