La esperanza ha vuelto a Balaídos de la mano de un técnico singular, que suele dejar su sello allá donde va y que ha demostrado que ningún club le viene grande. Ni en el Real Zaragoza, su primera estancia en la dura Liga española. Ni el Madrid, de donde se le invitó a salir pese a ir líder. Ni el Barcelona, al que la pasada temporada rescató del pozo en el que le metió Van Gaal, para lograr 33 puntos en 18 partidos y dejarle en UEFA. Ahora está dispuesto a resucitar al Celta, el sexto club al que dirige, y con el que ayer logró su primer triunfo.

En Vigo se respira de otra manera. El recuerdo del gran fútbol que hacía el equipo la pasada campaña comienza a ser algo más que un sueño imposible. Desde el tremendo varapalo ante el Deportivo (0-5) de hace un mes, Balaídos parecía un extraño destino para muchos aficionados vigueses. Ayer, en cambio, se vio muchos menos cemento. Los más de 22.000 espectadores volvieron a ver fútbol y, sobre todo, a recordar un triunfo de su equipo en casa, lo que no sucedía desde el pasado 28 de septiembre.

¿Qué ha cambiado de Lotina a Antic? Pues lo suficiente como para ver a un equipo más junto, con la defensa más adelantada, con un rombo en lugar de tres medios centros o tres centrales y la presencia de Ilic por detrás de Mostovoi y Milosevic. Es decir, que la creatividad ha desbancado al miedo.

Juego alegre

El aspecto anímico es otro de los grandes capítulos del libro de estilo del entrenador serbio. Quiere ver la misma alegría en el juego que en la cara de los jugadores. Este contagio recorre ya la grada celeste de Balaídos. El nuevo sistema de Antic tiene desterrada la ansiedad, tal como demostró en su estreno con el Celta en Sevilla. Se perdió 1-0, pero hubo un balón al palo y una oportunidad de oro para Milosevic, otro exzaragocista. No se empató y entró en el vestuario alabando a sus jugadores y agradeciéndoles el esfuerzo.

Ayer logró su primer triunfo (2-1) ante el Villarreal y su discurso fue aún más optimista. El Celta se aleja de la cuerda floja del descenso donde ha vivido toda la temporada y se adentra en un mundo más tranquilo. "Hemos sido un equipo señor durante 80 minutos porque el equipo ha tenido un gran rendimiento en todos los aspectos. Ahora tendremos tranquilidad para trabajar durante la semana", declaró Antic.

Supuesta juerga

No resultaron fáciles los últimos siete días en el cuadro vigués. La supuesta juerga de varios jugadores en Sevilla tras perder con el Betis, que fue rebelada por un taxista, no hizo sino añadir más confusión al momento dramático que atravesaba el equipo gallego, que todavía tiene abierto el frente de la Liga de Campeones. El club abrió una investigación, pero al parecer no encuentra pruebas para inculpar a nadie. Antic, por su parte, dejó la responsabilidad en manos de los jugadores. "No soy su policía", dijo con calma Radomir Antic.

El serbio está en otras cosas mucho más importantes, como seguir sumando o poder decir que, por primera vez en la temporada, el Celta consigue ganar dos partidos seguidos, lo que puede ocurrir el domingo en el campo del Valladolid. Además de ese objetivo, Antic tiene otro gran deseo, que no es otro que volver a disputar un partido de Champions, una competición en la que el Celta de Vigo sigue muy vivo.