De Carlos Alocén pueden decirse muchas cosas, la mayoría buenas. Lo que ya no puede decirse del zaragozano es que no anota, no tira de tres o no tiene amenaza exterior. Ni que no aprende o no evoluciona. El base completó el sábado su mejor partido como jugador del Tecnyconta con 18 puntos (1/1 en tiros de dos y 5/7 en triples), 2 rebotes, 3 asistencias y 21 de valoración. Nuevos topes para un jugador de 18 años que solo está asomando pero cuya irrupción es ya una bendita realidad.

De sus números contra el Iberostar Tenerife hay que decir dos cosas, aparte de que son sus topes en la Liga Endesa. Una, que los consiguió jugando los minutos calientes del partido, los decisivos. Diez de los 24 minutos que estuvo en la pista fueron los últimos, los cinco del final del cuarto cuarto y los cinco de la prórroga. Minutos en los que su empuje, su ímpetu, su visión de juego, su atrevimiento, fueron una de las claves que llevaron al Tecnyconta a lograr una victoria increíble. Dos, que demuestran los resultados de una evolución tremenda, sobre todo en cuanto al lanzamiento exterior se refiere.

Carlos Alocén tardó ocho partidos en anotar su primer triple en la Liga ACB. Fue aquel día maravilloso frente al Joventut en el que el Tecnyconta logró su victoria más amplia en la máxima categoría, una tarde en la que todo salió de cara y todos los jugadores rayaron a gran altura. Desde entonces su acierto ha ido mejorando y, en las últimas siete jornadas, tan solo en una se ha quedado sin anotar desde el 6,75. Hizo 1/2 contra el Murcia, 1/1 en la pista del Madrid, 0/1 contra el Andorra, 1/2 ante Gipuzkoa y Breogán, 2/3 en Badalona y 5/7 el sábado ante el Tenerife.

En el acumulado de la temporada suma ahora 15 triples en 32 intentos, lo que supone un 47% de acierto, el más elevado de la plantilla. Lo interesante, sin duda, es comprobar su mejora. Hasta el sábado había anotado diez triples en 25 intentos en los 18 partidos que había jugado. En 24 minutos hizo la mitad que en todos los partidos anteriores juntos. Un valor más que añadir a su juego y a todas sus características, que ya le hacían destacar. No es de extrañar que la grada le aplauda y se ponga en pie con sus acciones. El sábado, cuando el equipo ya estaba en vestuarios pero en la grada aún ardía la emoción del triunfo, los aficionados le gritaron ¡MVP, MVP!