No pudo comenzar mejor el Athletic su andadura en la Copa de la UEFA. Se impuso con claridad a un Parma desconocido, que se dejó en el banquillo de San Mamés a la mayoría de sus titulares habituales y que hizo gala de una importante crisis de identidad y juego. El conjunto rojiblanco empezó el partido a mil por hora y ya en el minuto tres gozó de su primera ocasión. Yeste y Urzaiz quisieron repetir el gol del pasado domingo al Málaga, pero esta vez el remate no fue tan contundente y lo detuvo Berti, un portero que se ganó la antipatía de la afición de San Mamés por sus desplantes.

En el minuto seis llegó ya el primer gol, el segundo de Gurpegui en competición europea. El jugador enganchó un zapatazo de volea a más de 20 metros que se coló cerca de la escuadra izquierda de la meta visitante. Un tiro de Urzaiz desde la frontal, sin consecuencias para la portería italiana, puso fin en el minuto nueve al primer arréon local, que dejó paso a un encuentro más tranquilo, si bien siempre bajo dominio rojiblanco. Casi un cuarto de hora más tarde, en medio de una encomiable lucha de ambos equipos por hacerse con el control del juego, el Athletic imprimiendo ritmo y presión y el Parma tratando de contemporizar, los de Ernesto Valverde volvieron a encontrar un hueco en la ordenada defensa visitante.

El Athletic salió decidido en la segunda mitad a resolver el choque y sin que hubiesen transcurrido cuatro minutos ya lo había conseguido. Lo hizo con una conexión Yeste-Del Horno a balón parado, que ya había mostrado maneras en Turquía en el debut europeo de esta temporada. Se creó confusión alrededor de Urzaiz, Del Horno se aprovechó para buscar la espalda a la defensa y Yeste le puso el balón en la cabeza para que fusilase a Berti.