El Atlético de Madrid se llevó una inmerecida victoria del Carlos Belmonte (0-2) en los minutos finales gracias a un regalo de Mikel Buades en el 85, que dejó en bandeja un balón para que Fernando Torres fusilara a Valbuena.

Hasta entonces, el conjunto rojiblanco no había superado la reválida del Carlos Belmonte, mostrándose como un equipo con poca pegada. El Atlético de Madrid ofreció una cara muy vulgar en la primera parte. El dato más significativo es que no realizó ni un sólo disparo en este periodo y que tampoco disfrutó de una sola ocasión paras poner en apuros al meta Valbuena. El control del partido era de los albaceteños y los nervios, visitantes.

El Albacete, sin llegar a crear excesivo peligro, se acercaba y disparaba a la meta de Leo Franco. El equipo madrileño se puso las pilas en el inicio de la segunda parte y apretó al Albacete mucho más que en la primera mitad, pero sólo fue un espejismo porque inmediatamente los manchegos se hicieron con el control del encuentro.

En los compases finales el partido estaba roto y abierto. En el minuto 81 Valbuena realizó una gran parada a disparo de Ibagaza, y cuatro minutos más tarde llegó la jugada absurda del partido y que significó el primer gol atlético. Buades, con todo a su favor para despejar y estando muy lejos de la portería, optó por una cesión e cabeza a su portero, entregándole el balón a Fernando Torres, que se plantó ante el meta local, le regateó y marcó a placer. El segundo gol fue una anécdota: llegó en el minuto 90 con el Albacete descompuesto y vio cómo tras una jugada de Fernando Torres, Ibagaza establecía el 0-2.