El Barça se pasó todo el verano pasado buscando al cuarto delantero. Finalmente llegó Paco Alcácer a finales de agosto tras la renuncia de varios futbolistas reticentes a ser carne de banquillo de Messi, Suárez y Neymar. Antes de que comenzara, oficialmente hoy, el mercado de verano, el Barça anunció la llegada del quinto delantero: Gerard Deulofeu.

En realidad, se trata de un regreso. El extremo de Riudarenes, una de las grandes promesas de la cantera desde hace años, ha dado varios tumbos desde que dejó de ser juvenil hasta aterrizar de nuevo en el Camp Nou. Aunque se trate de la primera incorporación oficial de la plantilla de Ernesto Valverde, la realidad es que el Barça esperó hasta el último día para ejecutar la cláusula de recompra de Deulofeu (12 millones), el capitán de la selección sub-21 y recordman de internacionalidades y goles en la segunda selección. Un dato de su condición de eterna promesa.

Pero, sin embargo, Deulofeu regresa al Barça porque el club azulgrana intuye que ya es una realidad. O debería serlo, cumplidos ya los 23 años. Su última (media) temporada en el Milan ha inducido al Barcelona a recuperar los derechos del futbolista. La tardanza de la junta en decidirse, el silencio de los técnicos barcelonistas y el escaso entusiasmo que ha transmitido Deulofeu invitan a dudar de que su permanencia en el Camp Nou vaya a ser duradera. El contrato del extremo acaba el 30 de junio del 2019.

Deulofeu debutó con el primer equipo el 29 de octubre del 2011 (victoria por 5-0 sobre el Mallorca). Ya regresó en el 2014 tras su cesión al Everton, pero Luis Enrique le cerró las puertas.