"Cuando he visto esta mañana he sonreído", afirmó el holandés Lars Boom, un hombre procedente del ciclocrós que aprovechó las duras condiciones del clima para imponerse en la quinta etapa del Tour de Francia, con siete tramos adoquinados.

"Durante años he soñado con una París-Roubaix con lluvia y he logrado mi sueño en el Tour, justo nueve años después de la última victoria de un holandés en el Tour. Ha sido un día muy especial", dijo el ciclista del Belkin, que rindió así homenaje a su compatriota Pieter Weening, vencedor en Gerardmer.

"Es mi victoria más hermosa", afirmó el ciclista de 28 años, campeón del mundo de ciclocrós en 2008, que estuvo acompañado en el podium por su esposa y su hija, que sacó en brazos a recibir el galardón.

"Toda la jornada ha llovido y la calzada estaba muy resbaladiza. Con todas las caídas que ha habido la carrera estaba loca, pero he conseguido mantenerme alante, al abrigo de problemas", indicó.

"Tras el sector 8 de adoquines el pelotón se ha fracturado y he pedido a mi compañero Sep Vanmarcke que endureciera el ritmo, pero Nibali se ha mantenido con nosotros", agregó.

"Esta mañana cuando he visto que llovía he sonreído, estaba tranquilo y confiado. Pero solo tras la última curva me he creído que podía ganar", aseguró.

"Es el colofón de una jornada de mucha mala suerte, en la que me rompí el codo. Pero esta victoria es lo que necesitaba mi carrera", afirmó.