Es un año de novedades, de cambios en el CAI Zaragoza. Nada extraño en el deporte profesional, en el que todo el mundo acaba pasando, pareciendo prescindible, dejando espacio a nuevas generaciones, a nuevos ídolos que pronto parecen llevar ahí toda la vida. Salvo que esa alteración no atienda a los criterios habituales, no se produzca por una motivación económica o deportiva, sino, en el caso del CAI y José Luis Abós, por una causa de fuerza mayor, por una cuestión de salud, por una enfermedad que ha alterado el curso normal de la historia de sus protagonistas. Hoy arranca, ante el FIATC Joventut (18.30, Aragón TV) la primera temporada del CAI Zaragoza sin Abós en el banquillo pero su figura, su espíritu, su legado, forman parte ya de la esencia del club, del equipo, del baloncesto zaragozano.

La emoción sincera con la que el Príncipe Felipe, con la que todos y cada uno de los jugadores, los que le conocen y los que no le han tratado nunca, con la que el cuerpo técnico con su sucesor a la cabeza, ovacionó a José Luis Abós el pasado miércoles, es solo una muestra de cómo el técnico va a estar siempre presente en el corazón del CAI. El club, el equipo, van a seguir su camino, con la misma filosofía de intentar llevar el nombre del CAI, de Zaragoza, cada vez un poco más alto, de ser un bloque competitivo, de intentar ganar por la senda del espectáculo, del buen baloncesto. La continuidad queda en manos de Joaquín Ruiz Lorente, también zaragozano, hasta ahora segundo, hombre de club y de baloncesto, que garantiza el respeto por el legado de Abós aunque por una ruta propia.

MÁS CAMBIOS

También presenta el equipo muchas caras nuevas en la primera plantilla. De hecho, más que nunca en los últimos cinco años. Tan solo cuatro jugadores repiten con respecto a la temporada pasada, Llompart, Tomás, Norel y Fontet, en una plantilla que se ha reforzado en todas las posiciones y que ha modificado incluso su perfil. Se mantiene el gusto por el juego ofensivo con un grupo de jugadores altamente capacitado para anotar desde cualquier lugar de la pista, en una nueva apuesta por el espectáculo, porque el público se divierta como ha venido haciendo en los últimos cursos.

Y esta última semana se ha añadido una pincelada nueva que redefine los rasgos de la plantilla. La llegada de Rasko Katic supone una auténtica novedad: nunca el CAI Zaragoza ha contado con un pívot de sus características, duro, guerrero, batallador, contundente. Un complemento perfecto para la sutileza y finura de Norel y un jugador que ha de elevar el nivel defensivo del equipo, una de las cuestiones sobre las que esta plantilla podía arrojar alguna duda sobre el papel, además de resolver al fin el problema abierto con la salida de Veremeenko y el fichaje fallido de Shermadini.

El resto de incorporaciones es heterogénea, mezcla de veteranía, juventud, experiencia y desconocidos de la Liga. El propio Katic, Chris Goulding, Kevin Lisch y Stevan Jelovac debutan en la ACB mientras que Jason Robinson, Marcus Landry y Joan Sastre ya saben de qué va la Liga Endesa. En cualquier caso, un grupo de jugadores que pueden ser del agrado de la afición tanto por su calidad como por su espíritu combativo. Con todas esas novedades, Joaquín Ruiz Lorente tiene el reto de conformar un equipo competitivo que pelee por la Copa y por el playoff, como los últimos cursos, y dé la cara en la Eurocup.

Después de una pretemporada en la que el equipo ha dejado buenas sensaciones, llega la hora de la verdad. A partir de hoy se juega con fuego real. El primer rival es un Joventut con pocos pero interesantes refuerzos y la ilusión de volver a pelear por estar entre los ocho primeros después de rozarlo la pasada temporada. Salva Maldonado vuelve a estar al frente de este clásico de la Liga que ha recuperado a Sergi Vidal y que conserva a un grupo de jugadores mezcla de jóvenes promesas y veteranos como Suárez, Llovet, Kirksay, Miralles o Savané. Esa es la primera prueba de fuego para el nuevo CAI, que seguirá por el camino de José Luis Abós.