El CAI Zaragoza no se ha cruzado de brazos y ayer realizó una protesta verbal a la Federación Española de Baloncesto (FEB) por la discriminación arbitral que sintió el equipo aragonés en el último enfrentamiento ante el Plasencia. Sólo es un primer paso, ya que en los próximos días, entre hoy y mañana, enviará a la FEB un escrito para mostrar una queja formal ante los hechos acaecidos a lo largo de la serie. "Nos sentimos perjudicados con lo que pasó en el primer, segundo y último encuentro. Con estas medidas queremos que conozcan nuestra disconformidad con lo que está pasando", apuntó ayer Pepe Arcega, director general de la entidad.

En la calma del día después, con los ánimos mucho más apaciguados, los jugadores del CAI analizaban el encuentro y enunciaban el mea culpa de la derrota sin evitar un malestar general ante el diferente rasero arbitral."Si hubiéramos jugado bien no habría opción para hablar de los árbitros", comentó ayer Ferrer. Los jugadores se muestran perjudicados, pero no ven detrás de los hechos una persecución. "No creo que exista ni que se equivoquen a propósito. Es un hecho que nos hemos sentido perjudicados por el arbitraje, pero tampoco hay que pensar que hay una intención de hacernos daño", puntualizó Esmorís.

La plantilla prefiere sacar conclusiones y paliar las lagunas de su juego para vencer el quinto partido. La responsabilidad será máxima, aún más al esperar un ambiente adverso, pero se concentran en la idea de que en la serie dominaron los dos encuentros realizados en este pabellón y que son capaces de vencer uno más. "Nos queda un partido que tenemos que ir a por todas. Nos espera un ambiente hostil, pero ya hemos demostrado en un encuentro que podemos ganar y en el otro perdimos en la prórroga tras ir dominando", declaró Javi Mesa, que expresó su idea de que "en el fondo esto es un juego, un deporte, y no hay que sacar las cosas de quicio".