Glorioso este 9 de junio. Quizás no para la humanidad, pero sí para un servidor, pues hace exactamente 40 años, en una casa de la calle Mayor de Jaca, ponía mis pies en este mundo. Nunca me ha gustado mucho lo de los cumpleaños, al fin y al cabo sólo indican que eres un año más viejo y que tienes un año menos para hacer cosas, pero lo de los 40 era aún peor, si cabe.

Lo primero que hice en este 9 de junio, fue hacerme la fatídica pregunta. Me senté en una piedra de este glaciar de los Gasherbrum y me pregunté: ´A partir de hoy, ¿no podrás seguir haciendo lo mismo que has venido haciendo?´ No hubo respuesta, pero el hecho de estar en un glaciar, al pie de dos gigantes que pretendo escalar y con ganas y energía para hacerlo, me hizo sospechar que quizás el momento de no poder seguir haciendo lo mismo, aún no había llegado. Me sacaron de mis pensamientos mis compañeros y cocineros, que con un magnífico pastel de cumpleaños, hicieron el momento muy entrañable.

Quizás la crisis de los 40 no había llegado aún. Quizás era sólo la primera opción conformista la que estaba eligiendo. Más bien creo, y lo pueden corroborar los que me conocen, que me debió entrar esta famosa crisis mucho antes. Quizás el hecho de ir dando saltos de ochomil en ochomil no es más que una vía de escape al tiempo, a la vejez, a la rutina y quién sabe, a uno mismo. Podría ser que estuviese en crisis de los 40 desde siempre, en una denodada batalla contra el tiempo, venciendo el tedio con un permanente salto hacia delante, en ocasiones con funestas consecuencias para los que te rodean y te quieren. No sé, ni creo que lo sepa. Lo que sí que creo, es que ese momento llegará. Habrá un momento donde la salud y la fuerza te den la espalda, aunque sólo sea un poco.

Para ese día, espero tener un cargamento de aventuras tan grande a mis espaldas que, echando la vista atrás, añore pocas cosas por realizar y echándola para delante, sólo vea nuevos sueños, nuevas aventuras espero que sean adecuados a las posibilidades existentes y no acabar ingresado de urgencia. ¿Crisis de los 40? Quién sabe...