El administrador concursal ha dictado la liquidación del equipo Marussia. Pierde todos los puntos del campeonato y, por lo tanto, los 45 millones que le correspondían por los 2 puntos sumados en Mónaco por Bianchi (sigue en coma en Japón) que le hacía acabar el Mundial por delante de Caterham y Sauber. Ahora será el equipo suizo quien reciba ese dinero y el resto atrapará un puñado de millones más.

Así es la F-1, un mundo caníbal en el que solo Bernie Ecclestone pone orden. Una nueva prueba son las pretensiones de Force India, Sauber y Lotus. Amenazaron con un plante si no había un reparto más justo de los recursos y ahora rozan el ridículo. Ecclestone les obligó a reunirse con él ayer. "Bueno, quizá lleguemos a algo... pero en Navidad", dijo dando a entender el nulo entendimiento entre los tres equipos. Una vez más, flota el temor a que la organización muera el día que se vaya quien la inventó.