Faltaban cinco vueltas para el final. O lo que es lo mismo, 73 kilómetros para que terminase el Mundial. "¿Qué tal andas?", le preguntó Oscar Freire a Alejandro Valverde. "Por ahora, bien", le respondió el murciano, cuarto en la última Vuelta a España. Oírle decir esto era una tranquilidad para el futuro tricampeón, preocupado por la forma de su eventual compañero de selección. Sabía que la recta final de la Vuelta se le había hecho muy larga, hasta el punto de perder no sólo cualquier opción de triunfo, sino su posición en el podio. "Ahora ya no voy tan bien. Me duelen las piernas". Comentario preocupante, sin duda. Sólo quedaban dos vueltas para terminar. Pero Freire, entonces sí, se alteró, su escudero de confianza, su delfín por un día, su mejor hombre, no podía venirse abajo en la fase decisiva de la carrera.

Un trabajo de 500 metros

Valverde se mantuvo algo escondido, perdido entre un abanico multicolor y la falta de responsabilidad de una victoria propia. Dejó que fueran Luis Pérez, Paco Mancebo, Isidro Nozal y Marcos Serrano quienes asumieran el desgaste del inicio, cuando hay que estar todos los ojos puestos en la estrategia ajena, tener cuidado con la escapada inoportuna, con el fatal tirón del enemigo. "Tenía que ayudarle. El es mucho más rápido que yo en una llegada. Habría sido una locura realizar dos esprints paralelos", explicó el corredor murciano.

Pero el dolor de piernas se le pasó cuando llegó a la última curva, a la curva Freire, en la que atacó el cántabro, hace cinco años, para sacar de rueda a Ullrich, Casagrande, Vandenbroucke y compañía, y realizar el salto a la fama. Desde allí quedaban algo más de 500 metros. Tomó el relevo de Luis Pérez. Los alemanes, que trataban de conducir a Erik Zabel (segundo) a lo más alto del podio, acababan de darse por vencidos. Sacó fuerzas Valverde y lanzó tan bien a Freire, que éste hasta tuvo tiempo de levantar los brazos. "He logrado la victoria gracias a Valverde. Ha estado pletórico", confesó Freire.

El tricampeón dedicó buena parte de su conferencia de prensa a alabar al murciano, hasta el punto de pedir la salida de Valverde del Comunitat Valenciana --antes Kelme--, que sólo puede correr en España, al estar fuera de la futura Liga Mundial (UCI Pro Tour). "No le dejan salir de allí. Pero será más feliz si se va a otro equipo. Estará más valorado y ganará más dinero", dijo. La pega de Valverde es su cláusula de rescisión (dos millones de euros), inhabitual en ciclismo. Varios equipos, entre otros Illes Balears, Fassa Bortolo y Saunier Duval, pugnan por contratarle. Todos quieren esa joya.