Los inventores se olvidaron de jugar al fútbol. También del carácter amistoso de un partido destinado en principio a ser una proclama contra el racismo. Perdieron por un temprano gol de Del Horno (1-0) y cuando se sintieron empequeñecidos a causa de la clara superioridad de España, trasladaron al césped la guerra que ayer mismo declaró su federación al fútbol español.

Los discípulos de Sven Goran Eriksson no supieron aislar el choque del caldeado ambiente que habían provocado Luis Aragonés y posteriormente las burlas racistas que sufrieron algunos de sus compañeros sub-21 en el partido del día anterior en Alcalá de Henares. El resultado fue una dura batalla que pilló desprevenidos a los españoles.

Comenzó Gary Neville, obsesionado al parecer con los tobillos de Reyes, siguió Rooney con un empujón que puso en peligro la integridad física de Casillas, y se contagiaron Lampard y Cole, quien al menos tenía la excusa de ser también objeto de las burlas racistas de un sector del público.

XAVI AL MANDO Así se perdió un prometedor choque que España había encarado con muy buen estilo, bajo la batuta de un Xavi brillantísimo. El fue Xavi el encargado de sacar el córner que dio origen al gol de España, obra de Del Horno de cabeza. Una ventaja que Raúl pudo ampliar 15 minutos más tarde con un riguroso penalti cometido por Robinson sobre él. Al delantero blanco, sin embargo, falló.

Lo que siguió fue consecuencia de la firme decisión de Inglaterra de ensuciar todo lo que oliera a fútbol. A patadas sacó a España del partido y el espectáculo se resintió hasta quedar convertido en una cadena de agresiones.