Desde el 10 de junio de 1996, sólo ha faltado a un encuentro de la Eurocopa. Hoy, cuando salte al césped del José Alvalade XXI se convertirá en el jugador que más partidos (14) ha disputado de una fase final europea. Y todavía no ha perdido ninguno. La edición de este año confirma que no se concibe una Francia ganadora sin Zinedine Zidane, que ha recuperado, tras haber pasado una mala temporada en el Real Madrid y haberse vuelto a vestir la camiseta bleu de su selección, la condición de ser el mejor jugador del mundo.

Trece partidos y cinco goles ha acumulado Zidane desde que hace ocho años debutara en la competición frente a Rumanía en Newcastle. Disputó los cinco encuentros de Inglaterra antes de caer eliminado en la semifinal por penaltis ante la República Checa, cinco de los seis de la edición del 2000 (descansó ante Holanda, cuando Francia ya se había clasificado) y los tres de la liguilla de este año. Zizou , que el miércoles cumplió 32 años, compartirá este honor con su compañero Lilliam Thuram. El defensa ha jugado, exactamente, los mismos encuentros. Los cinco goles del centrocampista (dos en el 2000 y los tres que lleva en Portugal) igualan también a los del mejor realizador histórico de la competición, el alemán Jürgen Klinsmann.

La suerte de Francia recae en los pies de Zidane. Es una evidencia desde el Mundial-2002 cuando, sin el concurso del centrocampista, lesionado, pasó por la vergüenza de ser la primera en regresar sin haber marcado un gol. Dos años después se ha confirmado. El capitán marcó los dos goles que derrotaron a Inglaterra en el tiempo añadido, una falta suya supuso el 1-0 ante Croacia y abrió el marcador ante Suiza. En un mes ha pasado de estar "jugando muy mal" con el Madrid a brillar con la zamarra tricolor. No es extraño que los narradores de la televisión francesa se exciten cuando ´Zizou´, que se ha rasurado la cabeza, toca el balón. Durante el descanso, Zidane sigue en la pantalla. En los dos primeros anuncios publicitarios, aparece él prestando su imagen a una firma deportiva y a una empresa de telefonía móvil.

Pero al indiscutible liderazgo que ejerce en el campo, resolviendo papeletas una tras otra, por fin Zidane se ha colocado los galones en el vestuario. Tal vez sea forzado por las circunstancias, al ver que Marcel Desaillye, el primer capitán, está más pendiente de sus molestias que del grupo. Posiblemente vio que ese grupo necesita un guía para evitar un nuevo fracaso.

Un paso al frente

El madridista no quería o no se veía capacitado para hablar a sus compañeros, a los de su quinta y a los más jóvenes, desde una posición de autoridad, de jerarquía. La que ocupaban Didier Deschamps y Laurent Blanc en la conquista del Mundial-98 y la Eurocopa-2000. Nadie se la discutiría. Nadie ha marcado dos goles en la final de un Mundial (ante un equipo como Brasil) ni un tanto en una final de la Champions, ni ha sido nombrado tres veces mejor jugador del mundo. Ni siquiera Thierry Henry.

El delantero del Arsenal se presentó en el torneo como el hombre de moda por la excelente campaña que había realizado en la Premier League. Ha marcado ya dos goles, pero los consiguió después de los tres de Zidane. "Raúl se ha ido a casa sin meter un gol", dijo Henry tras completar los dos primeros encuentros sin ver puerta.

Henry, precisamente, da un paso atrás cuando oye el nombre del capitán. El desveló que Zidane, finalmente, había dado un paso al frente para que la plantilla enterrara el fiasco asitático de hace dos años. "Zidane nos dijo, cuando Croacia nos marcó el segundo gol: ´Mantengamos la calma, muchachos, no hay fuego. Que no cunda el pánico. Quedan 30 minutos", desveló el ágil delantero del Arsenal sobre el breve parlamento del genio marsellés. Hoy volverá a hablar con el balón en los pies.