Corría el minuto 74 en el Ruiz de Lopera, donde el Betis sufría ante un Valladolid que había ya fallado casi todo ante Contreras, cuando Assun§ao enganchó un fuerte disparo desde fuera del área con su pierna derecha que superó a Bizarri ante la alegría de la parroquia verdiblanca, que había dado antes muestras de su enfado con los jugadores de Víctor Fernández. En ese momento, el Zaragoza vio sellada su permanencia en Primera, porque el derbi gallego llevaba resuelto desde su primera media hora, cuando el Deportivo se olvidó de la palabra hermanamiento, desterró cualquier suspicacia y descosió con un más que delatador 3-0 al Celta.

Hacía falta la derrota viguesa y que el Valladolid no ganara. Y la doble premisa se dio desde las 20.15 horas, ya que a los 13 minutos en Riazor Sylvinho destrozaba las ilusiones celtiñas con un gol en propia puerta. Pandiani y Munitis redondearon la cuenta para el Deportivo antes de que el reloj del partido en La Coruña llegara a los 25 minutos, entre los cánticos de la afición deportivista alegrándose por la desgracia del vecino, que hoy puede ser equipo de Segunda División si el Espanyol supera al Mallorca, que no se juega nada, en Son Moix.

MALA SUERTE PUCELANA En la misma tesitura dejó el Betis al Valladolid, que lo cierto es que mereció más en el Ruiz de Lopera. La afición verdiblanca mostró su malestar desde el primer momento con sus jugadores y éstos dejaron la iniciativa al equipo pucelano, que ponía mucho más en el envite. Losada y Oscar tuvieron las oportunidades más claras en la primera parte, pero el Valladolid careció de acierto rematador.

La segunda parte mantuvo las constantes en ambos choques. El Deportivo pudo ampliar la renta entre la fiesta de su afición y la desesperación de los jugadores vigueses, personificada en Berizzo, que se autoexpulsó con una patada fuera de lugar. Mientras, los nervios para el Zaragoza llegaban desde el Ruiz de Lopera. Contreras se tuvo que emplear a fondo tras dos disparos de Zapata y Xavi Moré y todo apuntaba al gol del Valladolid para estropear la tranquilidad zaragocista. Hasta que Assun§ao tomó su fúsil . El mismo que sirvió para que el Betis se llevara los tres puntos de La Romareda, aunque esta vez no fue una falta directa. Un disparo lejano pilló desprevenido a Bizarri a falta de un cuarto de hora para sellar la victoria bética. Los enemigos, Valladolid y Celta, fallaron en el momento crucial. No hubo lugar a suspicacias. Deportivo, con contundencia, y Betis, con más pena que gloria, cumplieron pese a no jugarse nada y propiciaron que el Zaragoza lanzara un suspiro de alivio por seguir entre los mejores.