Ni Makwala ni Van Niekerk. El turco Ramil Guliyev (20.09 segundos), octavo en los Juegos de Río en el doble hectómetro, ganó la final de 200 metros privando a Wayde Van Niekerk, segundo con 20.11, de inscribir su nombre junto al de Michael Johnson. El favorito del público, Isaac Makwala, se hundió en el tramo final y entró en sexta posición (20.44) alejado del podio que completó Jereem Richards, de Trinidad y Tobago.

Tras la decepción por la derrota de Usain Bolt en los 100 metros, el duelo entre Wayde Van Niekerk y Isaac Makwala se presentaba como uno de los momentos culminantes del Mundial. Makwala quiso desatar la furia acumulada por tantos días de querer y no poder competir, y cumplir con el entusiasmado público que lo vitoreó en la presentación. El botsuano, enguantado en su brazo derecho, sucumbió finalmente a las secuelas de una inoportuna indisposición.

Su peripecia para llegar hasta la final de 200 de anoche habían cautivado al público y de paso subido las audiencias. Tampoco le fue del todo bien al sudafricano, aunque enganchó finalmente una valiosa plata tras tres carreras de 400 y otras tres de 200. Un maratón para un velocista. El elegido por el establishement para suceder a insustituible Bolt, tendrá que esperar a la siguiente oportunidad para igualar la doble victoria, en 200 y 400, de Michael Johnson en Gotemburgo-95 y en los Juegos de Atlanta-96.

Makwala, al menos, liberó toda la rabia y frustración que había acumulado desde el martes, por no haber podido disputar la final de 400. Por prescripción facultativa, el botsuano se vio obligado a mantener 48 horas de cuarentena por una gastroenteritis, junto con otros 40 atletas afectados en este Mundial. La infección en tres de ellos por narovirus fue confirmada ayer por la tarde por el laboratorio del PHE tras la correspondiente analítica.

EL COMPLOT

A través de su página de Facebbok Isaac Badman Makwala, negó, sin embargo, estar enfermo y sí totalmente listo y preparado para competir, y sugirió ser víctima de un complot para que el sudafricano resultara vencedor sin problemas. Algunos medios locales han apoyado la versión del botsuano, al que finalmente se le permitió disputar una serie de 200 metros para poder ser repescado en esta distancia. Ayer tarde, el Evening Standard aseguraba que Makwala había admitido finalmente que estuvo indispuesto, asegurando que el lunes estaba listo para competir.

La imágenes de la carrera en solitario de Makwala para acceder, el pasado miércoles a la final de ayer y su numerito final bajo la lluvia, fueron repetidas en los informativos una y otra vez hasta acabar liderando la audiencia del campeonato ese día, según la BBC. El desafío lanzado por el botsuano había logrado que la IAAF permitiera lo nunca visto y acabó siendo lo más visto.

Makwala, con 30 años y con una progresión en diente de sierra durante una década como velocista de primer nivel, «ha explotado este año tras superar una lesión y estar parado una larga temporada», asegura Sander Ogink, su representante. Ogink lo fichó tras su extraordinaria actuación en Moratalaz el pasado mes de Julio. «Isaac ha focalizado toda su energía en la final de esta noche. Ha trabajado muy duro, entrenando en las calles de Gaborone», aseguraba el manager antes de la final. Gaborone es la capital de Botsuana, situada junto a la frontera con Sudáfrica. El enfrentamiento con Van Niekerk era casi un derby. «Gane o pierda esta noche, su empeño por llegar a la final ha conquistado al público», resumió el discreto agente holandés.

La rebeldía y la peripecia posterior de Isaac Makwala para llegar a esta final han sido focalizadas, efectivamente, por portadas e informativos en una semana en la que Usain Bolt ha estado desaparecido, excepto por una foto junto a la dama de la velocidad caribeña, Marlene Ottey. Al menos, el coraje de Makwala ha calentado un Mundial calado y frío hasta ayer.