El Ebro afronta este jueves (19.00 horas, DAZN) ante el Leganés en el Pedro Sancho una nueva cita histórica para los anales del club. Como ya hiciera el año pasado ante el Valencia, el conjunto arlequinado se mide a un Primera División por el pase a los octavos de final de la competición copera. El año pasado en una eliminatoria a doble partido con la ida en el estadio de La Romareda, los zaragozanos cayeron por un global de 3-1 en el resultado final ante un rival que posteriormente se proclamaría campeón del torneo. En esta ocasión las circunstancias no serán las mismas. Un único duelo en el campo del equipo más modesto determinará quién es merecedor de estar en la siguiente ronda. Ahí es donde el equipo aragonés quiere abatir a su adversario y hacer valer el factor campo al calor de sus aficionados. Un sueño para jugadores, cuerpo técnico y seguidores, que está tan solo a 90 minutos de hacerse realidad. La comunión entre todos es la premisa para hacer del Pedro Sancho un fortín ante los madrileños.

Delante tendrá a un equipo madrileño instalado en la élite del fútbol nacional desde hace ya cuatro temporadas. El Leganés no es el mismo que comenzó la campaña a las órdenes de Mauricio Pellegrino. Con ilusiones renovadas tras el fichaje para el banquillo de Javier Aguirre, el conjunto pepinero está en la misma posición que la Ponferradina, rival de la pasada ronda. Más pendiente de la competición doméstica, donde asume cada partido como una final y, en el caso de los blanquiazules, luchando por salir de los puestos de abajo. El Vasco ha conseguido remontar el vuelo de un equipo que apuntaba al descenso de categoría y lo ha colocado a tan solo cuatro puntos de la salvación. A pesar de su derrota la pasada jornada por 0-3 en el derbi madrileño contra el Getafe, desde la llegada del mexicano, el equipo ha cosechado dos victorias y dos empates en los últimos cinco partidos y la afición pepinera ha vuelto a creer que la salvación es posible.

CON TODO / Con todo ello, el Ebro lleva la ilusión por bandera. La motivación es total ante toda una plantilla de Primera y el entrenador no reservará nada a pesar de las exigencias de un calendario de tres partidos cada semana con el que convive desde hace tres semanas. En el último choque en el campo del Espanyol B, un penalti en el minuto 86 arrebató al equipo zaragozano las opciones de llevarse los tres puntos y quieren aprovechar esta oportunidad en la Copa para resarcirse.

Una temporada de altibajos para el conjunto de la ribera del Ebro que puede coronarse con una clasificación copera memorable. Tras una primera vuelta en la que el conjunto de Manolo Sanlúcar no encontró el ritmo adecuado y no fue capaz de enlazar más de dos victorias consecutivas, el equipo parece que intenta reencontrarse y en los últimos duelos se ha visto un grupo más entero y que confía en el mensaje que transmite el entrenador. «A partir de enero el equipo está acostumbrado a responder y confiamos en tener un final de temporada ilusionante», confesaba hace unas semanas el presidente del club, Jesús Navarro, y este llegados a este punto es el momento de responder.

Entre medias, un partido de fútbol. Dos equipos que viven una situación similar donde la diferencia de categoría es sustancial pero la ilusión por pasar a la siguiente ronda se la lleva el más modesto. Es lo bonito de la Copa, el fútbol de toda índole se mira de igual a igual y cuando los jugadores se calzan las botas, se ve al instante quién tiene más ambición por ganar. Para unir a todos los aficionados, el lema de este año reza La Copa Mola.