Inglaterra ha declarado la guerra al fútbol español. La reacción extemporánea de Luis Aragonés ante el acoso de los periodistas británicos durante la rueda de prensa del pasado martes y los insultos de carácter racista hacia jugadores de raza negra de la selección inglesa sub-21, que el martes se enfrentó a España en Alcalá de Henares, han provocado la enérgica reacción de la Federación Inglesa (FA), que ha hecho llegar a la UEFA y a la FIFA una queja formal.

La Federación Española de Fútbol (RFEF) rechaza las acusaciones y habla de una campaña preparada por los medios ingleses. Un portavoz federativo negaba cualquier tipo de incidente en el partido, que España ganó con gol de Cesc y con el zaragocista Alberto Zapater como titular: "No hubo nada fuera de lo normal o que se pueda considerar racista. El comportamiento del público fue correcto, educado y sin insultos que observara nuestra delegación", aseguró la fuente de la Federación Española de Fútbol.

BURLAS Y CANTICOS De cualquier modo, la federación no descarta que la UEFA imponga alguna sanción al fútbol español por las actuaciones realizadas por el organismo británico. "Si trae consecuencias de algún tipo, la RFEF tendrá que afrontarlas", añadió la citada fuente, que se remitió al buen ambiente que reinó ayer en la comida oficial entre ambas delegaciones, donde los ingleses no hicieron ningún reproche a sus homólogos españoles.

La FA insiste en que, durante el primer tiempo, los delanteros negros Cole y Bent fueron objeto de burlas y cánticos ofensivos por parte de algunos aficionados, lo mismo que Johnson al final. Al parecer, varios individuos escenificaban los gestos y gritos de un simio cuando tocaban el balón. "Me pareció escuchar algo en el primer tiempo y fue decepcionante", dijo el seleccionador inglés sub-21, Peter Taylor.

Anoche, en el Santiago Bernabéu, en el partido entre las selecciones absolutas --España ganó por 1-0--, volvieron a escucharse esas reacciones por parte de un sector del público cada vez que el jugador negro Ashley Cole tocaba el balón. Paradójicamente, a raíz de la tormenta provocada por su comentario sobre Henry, el propio Luis Aragonés era uno de los impulsores de que el amistoso se convirtiera en un acto contra el racismo. Así, las dos selecciones salieron al campo bajo una pancarta, escrita en castellano y en inglés: "Todos contra el racismo en el fútbol". Después, Inglaterra se empleó con gran dureza.

QUEJAS A ARAGONAS Pero mucho más dura había sido la prensa inglesa al juzgar las palabras de Luis. "Perseguían a los negros en las colonias como lobos", fue una de sus frases. "España tiene una larga y deshonrosa historia de imperialismo y crueldad que supera con mucho cualquier abuso cometido bajo bandera británica", se escribía en el Daily Mail , llegando a hacer referencia a que los antepasados del seleccionador "eliminaron a incas y aztecas". "Aragonés se cava un agujero aún más profundo", titulaba el Daily Telegraph.

Para The Guardian , el técnico español "habría sido despedido de forma fulminante en Inglaterra, mientras que en España le siguen apoyando y se sorprenden de que algunos reclamen su salida". En este sentido, se compara esta condescendencia con la reacción que hubo en Inglaterra contra el técnico Ron Atkinson cuando, ejerciendo de comentarista de televisión, hizo un comentario racista creyendo que el micrófono estaba cerrado. "Es un negro jodidamente vago", dijo sobre el francés Marcel Desailly. A pesar de sus disculpas, fue forzado a dimitir.

La junta gestora de la RFEF no ha considerado oportuno censurar la actitud del seleccionador. Tampoco el expresidente Angel Villar, se pronunció. Por el contrario, el portavoz federativo consultado por EL PERIODICO se mostró comprensivo con la reacción del técnico madrileño. "A un seleccionador se le debe dejar un margen para expresarse, aunque es verdad que Luis no tenía que haber entrado al trapo porque un problema de índole deportiva se traslada al ámbito político", afirmó.