Costaba saber si realmente eso era la Ciudad Deportiva o el patio de un colegio cualquiera a la ruidosa hora del recreo. Chistes, bromas, complicidad, juegos de niños... no hay mejores síntomas para saber que las cosas andan bien que escuchar el jolgorio de un entrenamiento. Si la risa se eleva sobre el silencio, si las bromas fulminan la seriedad es que, está bien claro, uno se encuentra enfrente de un equipo ganador, optimista. Ese es el buen rollo de un Real Zaragoza, campeón de la Supercopa y líder primerizo de Liga, que corre despreocupado y que quiere estrujar al máximo su fiesta. Para colmo, la alegría ayer era doble. No sólo por el trabajo bien hecho y su dulce recompensa, sino porque después de tantas palizas ése era el último día de clase antes de tomarse unos tres días de descanso.

El compañerismo reinante dentro del equipo, aderezado por la chispa de las victorias, se palpa con facilidad. Se ve. Casi se toca. Y se oye. Bien que se oye. Al ritmo de traca valenciana. Una explosiva despedida fue la sorpresa de los jugadores más traviesos para cerrar el entrenamiento. Una sesión en la que se repitieron las imágenes de unión entre un grupo joven e ilusionado por una temporada en la que se quieren comer el mundo.

´Magic´ Cani

Se lo comerán jugando al fútbol, porque al baloncesto y al balonmano es otra cosa. Ni el CAI Zaragoza ni el CAI Aragón se fijarán en Ponzio, Ilvaro, Savio o Galletti. Lo demostraron ayer con sus manos de madera . En una sesión ligera, distendida, Víctor rotaba a sus pupilos entre dos improvisadas canchas: una de baloncesto y otra de balonmano. En un tres contra tres, todos fueron pasando por el aro de la canasta. Los piques fueron constantes como los intentos frustrados de imitar el showtime . Quedó demostrado que Ilvaro no es Jordan, ni Villa emula a Gasol, ni Galletti secundaría a su compatriota Ginóbili... El MVP se lo dieron a Granero y su prodigiosa muñeca. A cada punto, como si fuera un gol, retorcía el cuello para encontrar a pscar y Pirri y dedicarles la heroica canasta. Otros momentos para el recuerdo: los pases sin mirar de Magic Cani y los ganchos de Soriano Jabbar .

Entre canasta y canasta, más bromas. Javi Moreno era el más activo de todos. No paraba de hablar, pedir falta, abrazarse a sus compañeros... parecía que llevara toda la vida compartiendo este vestuario. Y al final, los ganadores posaron juntos en una foto de amigos. La juventud y el optimismo reinantes denotan que el futuro se ilumina con el color de la esperanza.