El derbi aragonés entre el Casetas y el Zaragoza B se zanjó con empate a uno, un resultado justo pero que finalmente no beneficia a ninguno de los dos equipos. El conjunto local tuvo la oportunidad de hacerse con los tres puntos en juego, y de hecho los dos goles registrados los marcó el Casetas: el primero de claro penalti cometido por Guerra sobre Alfredo Martínez, que Gusi materializó y el segundo de un mal entendimiento entre Luisen y Emilio Salas, que hizo que este mandara de cabeza el balón a la red. Después del tanto de la igualada, se descompusieron los blanquiazules, y el Zaragoza B pasó a la carga, de forma que apretó el acelerador e incluso pudo haber marcado en las postrimerías del encuentro.

DOMINIO LOCAL El terreno de juego se encontraba en buenas condiciones para la disputa del partido, y la primera mitad fue de dominio del Casetas, con Gazo y Alfredo Martínez en plan exuberante, y con el resto del equipo muy conjuntado y seguro. Ante esto, el Real Zaragoza B sólo pudo contrarrestar con una defensa muy poblada, a la espera de que Toledo atrapase algún balón a la contra y diera algún susto. A falta de cuatro minutos para el descanso Gusi, de penalti, abrió el marcador entre el delirio de los seguidores caseteros.

Con el descanso de por medio siguieron los de Soler en la misma tónica de dominar y no dejar jugar al rival. Solana quiso dar más mordiente al ataque e introdujo a Virgili, el cual tuvo en los minutos 59, 86 y 88 ocasiones inmejorables para marcar. Pero el larguero y la puntería desviada impidieron que el Zaragoza B marcara gol. El tanto de la igualada lo marcó también el Casetas, en una jugada desgraciada entre Luisen y Emilio Salas. Hasta ahí había un claro y virtual ganador, pero cundió la desolación y afloró el cansancio de algunos jugadores por el derroche realizado, y el Casetas se vio acorralado por el rival que pudo ganar. Pero también perder porque en el tiempo de descuento Valero tuvo una ocasión clara para marcar.

Al final del encuentro, resultado justo y normal que poco ayuda a los dos equipos a mejorar en la tabla clasificatoria y disgusto en la directiva del Casetas que vio cómo el taquillaje fue desproporcionadamente pequeño ante un derbi tan importante como éste. El campo de San Miguel registró alrededor de 600 espectadores, que dejaron en taquilla unos 2.200 euros, con lo que el club obtuvo lo justo para pagar al árbitro y que quedaran limpios 1.000 euros escasos.