Convulsionada anda Italia después de que el domingo los ultras del Lazio engancharan en el Estadio Olímpico pegatinas con la imagen de Anna Frank vestida con la camiseta de la Roma, a modo de insulto antisemita hacia la afición del eterno rival. La acción ha generado la repulsa en el país transalpino y en el Lazio, en particular, hasta el punto de que el presidente del club, Claudio Lotito, aseguró que se organizará cada año una visita al campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, para los jóvenes seguidores del Lazio, para que sean conscientes de lo que fue el nazismo y del exterminio judío. Lotito hizo una ofrenda floral en una sinagoga de Roma para pedir disculpas en nombre del Lazio por la actitud deplorable de sus seguidores ultras.

Anna Frank, entre junio de 1942 y agosto de 1944, permaneció escondida junto a su familia en una vivienda en Amsterdam, hasta que fue denunciada y trasladada al campo de concentración de Bergen-Belsen, donde moriría de tifus en 1945. La trágica vida de esta joven judía es conocida mundialmente por el diario personal que dejó escrito.

También el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, se pronunció por los graves hechos. «Es algo inhumano y alarmante para todo el país», manifestó. La federación dijo que en la próxima jornada se hará un minuto de silencio en los campos de Primera, Segunda y Tercera, además de leer un texto del Diario de Anna Frank. El Lazio, que hoy juega en Bolonia, saldrá a calentar con una camiseta en honor a Anna, para reforzar su condena a la acción ultra. «Son unas pocas manzanas podridas», lamentó Simone Inzaghi, entrenador lacial.

La federación envió las grabaciones a la fiscalía para identificar a los ultras. «Si fuera el presidente de un equipo, saltaría a campo con la Estrella de David en sustitución del patrocinador. Y explicaría a los chicos por qué me da escalofríos decir el nombre de Ana Frank», dijo el exprimer ministro Matteo Renzi.