Entrar en la guarida de un enemigo letal y robarle el oro delante de sus morros. Un reto de locos, pero inevitable. No hay remedio. El Zaragoza se ve abocado esta noche (22.00 horas) a interpretar el más difícil todavía, una misión suicida, con mínimas garantías de éxito, pero a eso, a ese mínimo resquicio de esperanza se aferra el zaragocismo para creer que la conquista de la Supercopa no es una simple utopía. Remontar el 0-1 encajado en La Romareda sólo pasa por sabotear Mestalla, el fortín de los fortines, y darle al Valencia en plena línea de flotación cuando menos se lo espera.

El Zaragoza se pone manos a la obra en una tarea en la que no se le va a permitir ni el más insignificante error. Ya cometió uno y le costó muy caro, encajar un gol y verse ahora contra las cuerdas. Será un partido para atarse el mono de faena, calcular al milímetro cada paso, sudar hasta la última gota por el bien común y, de paso, firmar una alianza con San Judas Tadeo (el santo de los imposibles). Víctor Muñoz no cree en los milagros y su fe se basa en el trabajo y el sacrificio colectivo. Bajo estos cánones, el técnico ya enunció su plan de ataque con la derrota de la ida todavía caliente. Su consigna pasa por marcar pronto, meterle el miedo al Valencia, no darle ni un ligero descanso con la presión, electrocutar al tándem Baraja-Albelda y taponar cualquier actividad del contragolpe naranja. Un buen ejercicio de inspiración, salvando las distancias, sería visualizar el video de esa Supercopa del 95, cuando tras perder 0-2 contra el Barcelona le ganó 4-5 en la vuelta. Aunque en lo material sirviera para poco, ese espíritu combativo del Nou Camp debe revivirse ahora para hacer estallar Mestalla.

CANI POR JAVI MORENO El Zaragoza llegó ayer a Valencia, donde realizó un entrenamiento por la tarde a puerta cerrada en el mismo recinto donde jugará hoy. Víctor sigue escondiendo bajo llave y con contraseña secreta sus planes, pero en un principio el equipo que saldrá a jugarse el título variará poco con el que jugó en la ida. Con las bajas de los lesionados Láinez y pscar, el único cambio previsto es un intercambio en la delantera. El valenciano Javi Moreno, que no ha alcanzado todavía un estado de forma óptimo, dejará paso a Cani como aliado de Villa. Con esta variante, Muñoz persigue mayor velocidad y creatividad en los últimos metros.

En un principio, el joven prodigio, Alberto Zapater, saldrá de nuevo en el once, aunque Generelo también tiene opciones. La defensa seguirá sin variaciones (Cuartero, Ilvaro, Milito y Toledo) y Luis García repetirá bajo los palos a pesar de que un error suyo costara el 0-1 en Zaragoza. Ponzio será el extranjero que se quede fuera de la convocatoria y, gracias a ello, Drulic mantendrá su plaza en el banquillo.

LA ENTRADA DE AIMAR Ranieri no habla por hablar. Como buen italiano, el general romano es diestro en el uso del discurso, por eso no se ha cansado en decir que no se fía del Zaragoza, que hay que ser cauto por si las moscas. La realidad es que su equipo tiene bien encarrilada la eliminatoria tras la victoria en La Romareda y cuenta con el viento a favor para hacerse con el primer título de la temporada. Si fuera poco con eso, Ranieri ya podrá contar con la magia del Payasito Aimar, recuperado de la pubalgia que le apartó del final liguero y le ha debilitado su preparación en la pretemporada. La chispa del malabarista argentino se suma a la habitual consistencia defensiva del Valencia, su equilibrio en la medular y la rapidez mortal del contragolpe.

Vicente, con molestias físicas, se quedaría de inicio en el banquillo dejando su sitio al comodín Angulo. El italiano Corradi sería el único punta. Movimiento de fichas pero un equipo sólido que sólo se puede derribar con trabajo duro.