Puede que sólo sea el irrefrenable deseo de huir del infierno de Segunda o puede que haya motivos más que suficientes para pensar en que ha llegado el momento de la esperada reacción. El tiempo, en forma de las próximas jornadas, dará o no razones, pero lo cierto es que los ingredientes invitan al optimismo. La imagen ofrecida ante el Villarreal --la mejor de todo el curso--, una goleada que aporta moral y confianza, dos partidos asequibles en el horizonte, un calendario menos cargado hasta que llegue la final el 17 de marzo, rivales directos con compromisos delicados... Es, sin duda, tiempo para soñar.

Es cierto, el fútbol no entiende de sueños, sino de realidades. Y esta temporada ya ha tenido otros momentos que inducían a pensar en un punto de inflexión: la goleada al Murcia, el buen mes de noviembre, el triunfo en El Sadar o la histórica victoria copera en el Camp Nou en el primer partido de la era de Víctor Muñoz. Sin embargo, después de alcanzar esas pequeñas metas el Zaragoza no aprovechó el tirón moral y a esas alegrías siguieron tropiezos más o menos sonados. ¿Por qué ahora puede ser distinto? Es una cuestión de fe.

El claro triunfo ante el Villarreal dejó excelentes vibraciones en la grada y también en los jugadores. Era más que visible el optimismo en el entrenamiento y ese ambiente siempre es sinónimo de mayor confianza y seguridad en las posibilidades propias, algo de lo que no anda sobrado este Zaragoza.

El equipo, además, notó el domingo la frescura que ha supuesto dejar de lado la competición de Copa hasta que llegue el 17 de marzo. El sueño de la Sexta ha supuesto un peaje muy caro en el arranque del año 2004 por la saturación de partidos para una plantilla con pocos futbolistas acostumbrados a jugar al máximo nivel miércoles y domingo.

BUENAS PERSPECTIVAS Esa bonanza en el calendario no es sólo cuantitativa sino también cualitativa, porque tras ganar al Villarreal por el horizonte asoman el Valladolid en Zorrilla y el Málaga en La Romareda. Dos rivales directos --menos en el caso de los malagueños, que suman 32 puntos-- que de superarlos alejarían al Zaragoza del descenso. Es verdad que Pucela no es un terreno propicio para el conjunto aragonés, que no ha ganado allí desde hace 40 años, pero no lo es menos que el equipo vallisoletano ha perdido fuerza sin Makukula. Son dos datos. El primero, el estadístico, no tiene ningún valor sobre el césped. El segundo es mucho más determinante.

Esa cita del sábado (19.30 horas) llega en una jornada propicia para el Zaragoza. De ganar al Valladolid lo superaría en la tabla --quedarían igualados pero con mejor goal average zaragocista-- mientras que el Celta, el Mallorca, el Albacete y el Espanyol tienen choques muy duros. El equipo vigués visita un Bernabéu donde nadie ha ganado, los baleares --con un calendario próximo temible-- reciben al Atlético y el Albacete acude a San Sebastián para medirse a la Real. Mientras, el Valencia, el mejor visitante de la Liga, puede dar la puntilla al Espanyol.