Nacido en la localidad oscense de Plan hace 70 años, Manuel Turmo es montañés y montañero. Junto a su faceta de hombre del país, Manolón , que es como le conocen sus amigos, se volcó en la construcción de los refugios del Sobrarbe y la Ribagorza en los ochenta.

Es un hombre castigado por tantos años de duro trabajo. "Hace cinco años estaba muy fastidiado. Tenía líquido en las rodillas y llevaba muletas". A primera vista parece un hombre adusto y seco. Pero dentro de su corazón es una persona tierna y entrañable.

Turmo es un montañés militante. La situación es cada vez más preocupante en este valle. "Hace poco le dije al alcalde de Plan que como no hicieran algo, el valle se moría. El bar no cubrirá gastos con cuatro cafés que vendan al día". El esquí alpino es una posible solución. "Hay terreno para hacer unas pistas en Punta Suelza, pero las harán antes en Bielsa y me alegraré, para reirme a los de Plan", afirma el oscense.

Turmo dice que habría que hacer más estaciones de esquí en el Pirineo. "Lo malo son los ecologistas. Me gustaría que ellos vivieran en la montaña todo el invierno". Habla con admiración de Cerler, "que es una señora estación y da gusto esquiar allí".

La despoblación

Hace 30 años Turmo emigró a Barbastro, porque "en invierno no hay vida en Plan. Lo que ganaba en el verano, me lo comía en el invierno". Trabajó en el Servicio Nacional del Trigo. "Los primeros años ese trabajo era fuerte". En Barbastro se hizo pronto socio de Montañeros de Aragón y empezó a hacer montaña con "Paco Lacau, Joaquín Torres y Mariano Turmo. Subiamos a Cotiella, el Aneto o el Posets en verano".

Turmo recuerda sus experiencias en el refugio de Estós. "Me subía al antiguo refugio con cuatro cajas de cervezas a la espalda". A finales de los 70, en Semana Santa y cuando el refugio estaba vacío, llegó a subir con José Antonio Turmo "100 litros de vino a las costillas con esquís desde el Puente de San Jaime". Hasta que se quemó en el 79, Manolón pasó muchas noches en Estós. "Le tenía mucho afecto".

En 1980 se construyó el refugio de Armeña, en Cotiella. "Ibamos todos los fines de semana a trabajar. Había un molino y molíamos piedras como puños". Aquellos voluntarios eran gente de Montañeros de Barbastro como Pedrito Solana, Angel Orús, José Antonio Turmo, Mariano Turmo, Joaquín Torres o Pili Ballarín. "Echábamos una mano a gente de la federación como Modesto Pascau, Paco Lacau o Ramón Bardají".

Después se construyeron Clot de Chill y Angel Orús. "Pero el de Clot de Chill, que era de Icona, se lo llevó hace pocos años un alud". En el refugio de Angel Orús estuvo la misma cuadrilla en el 82. "No había tanta piedra suelta como en Armeña. Eriste nos dio problemas para la cesión de terrenos".

Manolón siempre recuerda como colocaron dos malditas vigas del tejado del Angel Orús. "Nos vimos negros para subirlas con el helicóptero. Se nos fueron las fuerzas para colocarlas", recuerda.

Su vida en Plan está llena de anécdotas. "De pequeño guardaba 25 o 30 mulas. Hasta que me hice un poco mayor, que trabajé con la madera". Turmo es un tión ilustre y sigue siendo un soltero empedernido. Cuando llegó la caravana de mujeres, Turmo se echó "alguna amiga. Era para pasar el rato. La primera amiga que tuve la subí a Estós y casi no llega. Se llamaba Patricia y era de Madrid".

Hace medio siglo Plan era un pueblo grande. Ahora queda poca gente. "Había familias muy largas. En mi casa éramos cinco y en Casa Ballarín había un paquete de familia, seis chicas y un chico".

Las malas carreteras han provocado su aislamiento y despoblación. "En Madrid tienen muy abandonada la montaña y no invierten. Somos tan españoles como los de Madrid". Turmo recuerda que alguna vez tuvo que "ir en invierno de Serveto a Plan con una caballería a las dos de la mañana para buscar al médico. Eso era realmente duro", afirma.