Motorland camina desde hace años en la gruesa frontera que separa el buen funcionamiento deportivo del circuito y las decenas de millones de euros de deudas que acumula. No hay manera de sacarse de encima la crítica que el nuevo gerente admite con naturalidad. «Esto es una empresa pública que depende del Gobierno de Aragón y todas las personas tenemos derecho a opinar sobre cómo se utilizan los fondos de una empresa pública. Lo entiendo, por supuesto», explica Santiago Abad, que sabe que en Motorland funciona todo menos la pasta. Le han pedido un plan para definir la estrategia para los próximos tres años. Se trata de lograr avances notables en ese periodo, mejoras que pasan, fundamentalmente, por frenar las pérdidas en la Ciudad del Motor, empezando por su parque tecnológico. Javier Lambán dijo el domingo que se está buscando financiación para el MotoGP, un patrocinio privado que sirva para aligerar la carga monetaria (el año pasado firmó un contrato de 38,5 millones por cinco grandes premios).

Se trataría, en realidad, de dar vida a la ciudad, de que haya movimiento, al menos como en un polígono laboral cualquiera, donde se ve a gente trabajando durante todo el año. Es verdad que el Gran Premio de Aragón brilla, es un exitazo, pero el reto de Motorland, una vez consolidado con nota en el calendario internacional, pasa ahora por generar empleo, dinero. Por ese lado debe empezar a ganarse el futuro, más allá de su celebridad deportiva. Desde ahí llegará a lo que se atrevió a prever el presidente de Aragón en el paddock del trazado alcañizano: «En el caso concreto de la potenciación turística de la zona, en los próximos años habrá efectos absolutamente espectaculares para el territorio».

De momento, las cifras le funcionan bien en cuanto a espectadores en el fin de semana del GP aragonés. El último domingo batió el récord de asistencia de toda su historia, con 70.541 asistentes a las pruebas del Mundial y un total de 113.447 entre los tres días. «Sigue siendo el evento deportivo de la comunidad con mayor proyección internacional», dijo Abad, que tuvo un plácido estrteno en su nuevo cargo. «El GP de este fin de semana no ha tenido incidencias, ha sido un éxito deportivo y de asistencia». Solo el viernes, con la lluvia, pinchó (13.416 personas).

Por lo demás, el gran premio fue extraordinariamente tranquilo. «Lo mejor que puede ocurrir en un evento como este es que no pase nada. Y este año apenas ha habido incidencias», cuenta el gerente, convencido de que Motorland «es ya un estandarte para Aragón, uno de los motores de la comunidad».

Aun así, el plan para el 2018 es «intentar hacerlo mejor que este año», explica Abad, que dio datos de algún que otro asunto que ya ha empezado a mejorar, como es el caso de los colapsos en las carreteras. «La salida de motos fue en tiempo récord. En 45 minutos salieron todas de los parkings. Solo la N-211 tuvo algunos atascos en dirección a Zaragoza.

En cuanto a la asistencia en el circuito, depende casi exclusivamente de la climatología, extraordinaria el domingo, y de los pilotos. Cuando se pensó que Rossi podría fallar por su lesión de tibia y peroné, se tembló. «Rossi es un crack y hay que darle las gracias por venir y por subirse a una moto con doscientos y pico caballos a 332 km/h al final de la recta de atrás con una pierna rota. En Aragón tenemos que estar muy agradecidos a gente como él, deportistas que, aunque estén rotos, están aquí. Le di las gracias personalmente. Conozco muy bien a estos deportistas. Las motos son máquinas, pero los que van arriba son maquinones».