El 40º clásico entre Rafael Nadal y Roger Federer fue para el tenista suizo. En su pista preferida, el ocho veces campeón del torneo se impuso al mallorquín por 7-6 (7-3), 1-6, 6-3 y 6-4. Once años después de la mágica final en la que Nadal logró su primer Wimbledon, Federer se tomó la revancha y mañana será el rival de Novak Djokovic en su 12ª final en el All England Tennis Club de Londres, después de que se impusiera a Roberto Bautista. El final fue de infarto. Digno de los enfrentamientos que los dos campeones han mantenido desde el lejano 2004, cuando se cruzaron por primera vez en Miami.

Mirka, la mujer de Federer, resoplaba y no quería mirar a la pista en el que sería el último juego del partido. Federer había tenido dos bolas de partido a favor con el saque de Nadal, pero el mallorquín no estaba dispuesto a entregarse. Las salvó y Federer tuvo que decidir con su servicio. Tenía en poder su mejor arma, pero la ansiedad por la victoria le hizo que esos 11 puntos se conviertiera en un calvario antes de poder celebrar la victoria en el quinto match ball, gracias a un último revés que Nadal envió medio metro fuera de la línea.

«Rafa ha jugado increíble. Hemos estado a un gran nivel. Me siento muy feliz por haber ganado este partido tan especial», decía Federer resoplando aún, tras 3 horas y 2 minutos de una batalla absoluta. Un duelo de los grandes que la central de Wimbledon celebró con una ovación atronadora para los dos tenistas.

Federer y Nadal saltaron a la pista con una idea clara, que era evitar el break. Y el primer set se convirtió en duelo desde el punto de servicio como en los viejos tiempos de Wimbledon. Los dos lo mantuvieron hasta llegar al tie break. Federer impuso su efectividad en el servicio (6 aces), pero Nadal respondía en cada juego. En el decisivo, el mallorquín hizo un mini break de salida y fue arriba 3-2, pero el suizo respondió con contundencia para apuntarse cinco puntos seguidos.

CRISIS CON EL SAQUE

En la segunda manga Federer entró en una crisis con su servicio. Nadal se lo leía casi siempre y tuvo su premio, logrando el primer break (3-1). El suizo lo cedió por segunda vez (5-1) y entregó el segundo set, sin poder de respuesta.

En el tercer set el partido volvió a dar un giro. Federer se reencontró con el servicio para lograr romperle a Nadal en el cuarto juego (3-1) ante otra explosión de alegría de los espectadores decantados por el suizo que, en el siguiente juego, salvó tres break points para adelantarse 4-1. Una ventaja definitiva para colocarse con dos sets a uno.

Federer se había recuperado y no parecía dispuesto a entregarse. En el cuarto set rompió el saque de Nadal muy pronto (2-1). El número 2 mundial pudo parar la tromba de juego de su rival que, a sus 37 años, parecía en sus mejores épocas. Nadal pegaba fuerte a la bola y corría tras cada punto, como en los viejos tiempos, pero el suizo llevaba la batuta del concierto y el ritmo del juego. En el palco del mallorquín se oían los gritos de Toni Nadal que intentaba animarle. El tío y exentrenador del de Manacor sabía que el partido aún podía dar la vuelta. La tensión era máxima. Pero esta vez se impuso Federer, que lo celebró a lo grande.

BAUTISTA, LUCHADOR

Mientras, Roberto Bautista no pudo aguar la fiesta al campeón y número 1 mundial Novak Djokovic. El castellonense luchó de tú a tú ante el serbio y le obligó a jugar a tope, pero acabó perdiendo en cuatro mangas (6-2, 4-6, 6-3 y 6-2).

A Bautista le costó entrar en juego y Djokovic lo aprovechó para tomar una ventaja decisiva para apuntarse el primer set. El castellonense no consiguió su primer juego hasta los 18 minutos de partido (3-1) pero el serbio ya había cogido el ritmo para cerrar la manga en 36 minutos.

Djokovic debía pensar que la puerta de la final de Wimbledon se empezaba a abrir, pero Bautista no tenía la misma opinión. El castellonense se adaptó al escenario y empezó a jugar más profundo, a las líneas y dando mucha velocidad a la bola. Consiguió hacer break (2-1) y, enganchado a la línea blanca del fondo, sin dar ni un paso atrás, valiente y devolviendo mil bolas mantuvo la ventaja hasta apuntarse el set.

En el tercer parcial Djokovic salió con el cuchillo en los dientes. El campeón era consciente de que debía poner toda la intensidad y precisión en su juego para desbordar al muro que tenía enfrente. Lo logró en el sexto juego con un break (4-2) y lo defendió salvando dos bolas de rotura en el siguiente juego con un espectacular punto. Bautista no renunció a la lucha, pero Djokovic no quería más sorpresas. El español no podía seguir el ritmo después del esfuerzo titánico del segundo set y Nole certificó su victoria con un error de Bautista y se enfrentará a Federer en la final.