Nunca había empezado Rafael Nadal un año como lo ha hecho en este 2014. Nunca había logrado el prodigio manacorense alzarse con un título en su primer torneo del ejercicio. Así pues, el número 1 del mundo comienza la defensa de su primacía mundial con las mejores perspectivas, las que le dan haber ganado, también por primera vez, el torneo de Doha (Catar) cuando apenas se llevan cuatro días del año recién estrenado. Nadal ha tenido un feliz año nuevo y, en apenas una semana, afrontará el primer grande, el Abierto de Australia en Melbourne, con las garantías precisas para jugar ahí también un buen papel.

El francés Gael Monfils, de su misma generación (ambos tienen 27 años), fue ayer una digna piedra de toque para calibrar el estado de forma de Nadal, que apenas ha jugado seis partidos desde su descanso invernal. El mallorquín acabó imponiéndose por 6-1, 6-7 (5-7) y 6-2 en dos horas exactas de juego. Salió como una bala, con dos roturas de servicio que le llevaron a dominar la primera manga. En la segunda, el francés se creció, empezó a creer en su juego de pasabolas y mantuvo la igualdad hasta el desempate, que se adjudicó por 7-5. Pero ahí se acabó la resistencia del galo.

Nadal, cada vez más entonado, rompió el servicio en el cuarto juego (3-1) y, acto seguido, levantó un 0-40 y otra bola adicional de rotura para irse definitivamente hacia la victoria (4-1). "Es una gran sensación para mí comenzar así la temporada. Estoy viviendo un momento mágico. No ha sido tan fácil, tengo que felicitar a Monfils", aseguró Nadal, finalista en Doha en el 2010 (perdió con el ruso Davydenko) y que logró ayer el título 61° de su carrera, lo que le convierte en el octavo tenista más laureado de la era Open, superando al estadounidense Andre Agassi. El español se queda ahora a tan solo un título del argentino Guillermo Vilas y a tres del sueco Bjorn Borg y del estadounidense Pete Sampras, que están empatados en la quinta plaza con 64. El líder de esta clasificación es el estadounidense Jimmy Connors con 109.