El Zaragoza B demostró que es una nave plagada de mediocridades, que navega sin rumbo concreto por su grupo de Segunda B. De este modo, cualquier equipo, sin hacer grandes esfuerzos, sale imbatido tanto de la Romareda como de las deficientes instalaciones de la Ciudad Deportiva en que juega el filial. El rival del encuentro de ayer, el Alcorcón, está en una cómoda posición en el centro de la tabla, y había jugado un partido a mitad de la pasada semana. Por lo tanto, se esperaba que llegase a la Romareda cansado, y el filial pudiera sacar un buen resultado. Sin embargo, el Zaragoza B no fue capaz de materializar sus pocas ocasiones, y tras el empate a cero de ayer lleva ya dos meses sin haber conseguido una victoria.

SIN PELIGRO En la primera parte fue el Zaragoza B quien más oportunidades creó, aunque ninguna de ellas albergó excesivo peligro. La más clara llegó en el minuto 36, por mediación de Toledo, que fue neutralizada por una buena parada de Gonzalo. El Alcorcón, por su parte, se mostró inofensivo prácticamente durante todo este periodo, y sólo dio muestras de peligro en un inocente tiro de Hugo Grandio que no tuvo mayores consecuencias.

Tras el descanso, el partido se convirtió en un toma y daca por parte de los dos equipos, que se mostraron imprecisos en los metros finales. Toledo lo intentó de nuevo, aunque sin concretar, mientras que Richard tendría otra ocasión, en la que el balón terminó despejado a córner por el portero visitante. En las filas del Alcorcón, nuevamente fue Hugo Grandio quien sobresalió, con una única ocasión para marcar que tampoco tuvo excesivo peligro.

De esta forma, se llegó al final del encuentro con el empate a cero inicial, y con un equipo filial cuya situación no acaba de definirse, mientras que ve cómo se van perdiendo poco a poco unos puntos vitales. En la tarde de ayer, únicamente se salvaron Dorado y Delgado, que lucharon a lo largo de todo el partido, junto con algunas pinceladas de calidad de Pina. El resto de los jugadores se mostró como un equipo con escasas cualidades, y que deambularon sin orientación por el campo de la Romareda.