En la penúltima jornada de la temporada 1999-2000, el Málaga se presentó en una Romareda encendida ante la visión, lejana pero real, de que el Real Zaragoza pudiera sumar el primer título de Liga de su historia. La victoria era obligada para los aragoneses, en manos por entonces de Txetxu Rojo. Esa tarde, los andaluces, con Movilla en el once, no dieron su brazo a torcer hasta el minuto 90, cuando Milosevic recuperó su olfato para establecer el 3-2 final y permitir que se prolongará el sueño hasta el final, en Mestalla. Esa es la única ocasión en la que el Zaragoza se ha impuesto al Málaga en sus seis últimos enfrentamientos.