Rose, la madre de Nicky Hayden, la mamá de Tommy, Roger y Kathleen, la futura suegra de Jacky, vive desesperada, fuera de sí, desconectada de su esposo, Earl, al que los médicos no dejaron viajar a Cesena (Italia), porque ya sabe que su hijo, de 35 años, no se recuperará en la vida. Los médicos italianos, que se han desesperado desde el martes, en el hospital de Bufalini, por salvar la vida del campeón del mundo de MotoGP (Honda, 2006) y actual piloto de la firma alada en el Mundial de Superbikes, confirmaron ayer que su cerebro no tiene actividad y que el politraumatismo que sufrió al chocar contra un Peugeot 206, tras saltarse Kentucky Kid el stop que hay en el cruce entre Via Cà Raffaelli y Via Tavoleto, pegadito al circuito de Misano, acabará siendo mortal, pues ya nadie confía en que se produzca el milagro.

Poco después de que Tommy enviase ayer todos los informes médicos a doctores de su confianza, en Estados Unidos, para que ayuden a la familia a tomar la decisión más tremenda que se puede tomar, el conductor del coche, que está en libertad sin cargos, paso limpio el control de alcoholemia y drogas y que ni siquiera está siendo investigado por el incidente, declaró, en compañía de dos abogados, Pierluigi Autunno y Francesco Pisciotti, que «yo, simplemente, estaba yendo a trabajar y, de repente, él salió del stop», dando a entender y confirmando las primeras informaciones (ver la edición de ayer) que señalaban la posibilidad de que Hayden, que se entrenaba en solitario con su bicicleta, no hubiese respetado el stop.

Hayden, que fue inmediatamente asistido en el punto del accidente pues, por casualidad, una ambulancia se encontraba allí para trasladar a una anciana a un centro de rehabilitación, fue rápidamente trasladado al hospital Infermi, de Rimini, y, a continuación, en helicóptero al centro de Bufalini, de Cesena.

El piloto estadounidense llegó al Bufalini clínicamente irrecuperable. O casi. El test de Glasgow lo dio por muerto desde su ingreso. Otra cosa es que se produzca un milagro. La escala del coma de Glasgow fue diseñada para evaluar, de manera práctica, el nivel de consciencia y traumatismo en los enfermos o accidentados.

Fue creada, en 1974, por Bryan Jennet y Graham Teasdale, del Instituto de Ciencias Neurológicas de la Universidad de Glasgow. Cuando uno no sufre daño, su valor es 15 y Hayden ofreció, desde el primer chequeo, un 3, cuando, por debajo del 5, el herido necesita la ayuda externa de una máquina para poder respirar y seguir vivo. El test Glasgow de Luis Salom, cuando sufrió el accidente mortal de Montmeló, fue de 2. En los circuitos, los médicos disparan las alarmas cuando el Glasgow es a partir de 8.

El último parte médico («persisten los gravísimos daños cerebrales») no habla, lógicamente, de que el cerebro de Kentucky Kid ha dejado de funcionar. El conductor, que vive en estado de shock, según ha reconocido su padre, arde en deseos, tal y como ha hecho con las policías de Riccione, Misano y Cattolica Coriano, de visitar a Rose y los Hayden, en el hospital Bufalini, para explicarles su versión, cosa que, probablemente, no ocurrirá.