Esta es una historia entre muchachos que pilotan y se juegan la vida a 350 kilómetros por hora. No es fácil (imposible) ponerse en su piel, pero deberían intentarlo por un momento, por un ratito. Jorge Lorenzo, mallorquín de 30 años, cinco títulos mundiales (tres de MotoGP), 254 grandes premios, 65 victorias, uno de los magníficos, de los grandes y Jack Miller, australiano de 22 años, ningún cetro mundial, 90 carreras y solo siete victorias.

Todo empezó en la reunión de los pilotos del viernes donde se decidió, por votación, qué neumático delantero se utilizaría, a partir del GP de Italia, que se celebrará, dentro de quince días, en Mugello. Había la opción de la rueda de Michelin del pasado año, que defendían Valentino Rossi, Marc Márquez, Dani Pedrosa y 17 pilotos más y la goma de esta temporada. Ganó abrumadoramente Rossi&Cia, por un contundente 20 a 3. Lorenzo, que defendía la opción (perdedora) de este año «o, como poco, que se compartamos las dos ruedas este año» solo pudo contar con el voto de Maverick Viñales (pole por delante de Rossi, Zarco, Crutchlow y Márquez) y Loris Baz.

En un momento de la charla Lorenzo, con tacto y sentido común, dijo: «Lo único que defiendo es que se mantengan las dos ruedas. Mi opinión es que cada uno pueda elegir, cada fin de semana, la que quiera». Y fue, en ese momento, cuando surgió la voz de Miller, uno de los pilotos más atrevidos y dicharacheros del paddock, que había sido invitado, hacía solo cuatro días, por Lorenzo a su museo de Andorra, y, mirando desafiantemente, al mallorquín, le dijo la frase de Eastwood en Harry, el sucio: «Las opiniones, Jorge, son como los culos, cada uno tiene el suyo, así que coges tu culo y te lo llevas a tu box». Era una manera, poco elegante, descarada, de decirle, has perdido. Ahí acabó todo.

Pero no, no acabó así. Pocas horas después, habría Harry, el sucio II Parte. Miller perdió ayer el control de su Honda a 180 kms/h y se estrelló contra el muro a 125 kms/h., destruyendo su RC213V. Créanme, se salvó de milagro. «Cierto, ¡de milagro!», dijo Andrea Dovizioso. Ni un rasguño. Eso sí, se llevó un golpe bestial en los testículos, que lo mantuvo en cama el resto del día. «Parece increíble que Miller haya salido andando de ese accidente», dijo el bicampeón Stoner (Ducati).

Y, claro, al poco rato se le preguntó a Lorenzo sobre el incidente: «Tengo una opinión negativa con respecto a Miller, porque, en la Comisión de Seguridad, me respondió muy mal. Dijo que me guardara la opinión para mi culo, o algo así. Fue muy maleducado. Eso no se debe decir a ningún piloto delante de los demás y menos a alguien que es cinco veces campeón del mundo. Pienso que hoy (por ayer) Dios le ha cogido con pinzas y le ha dicho que, por suerte, no era su día para hacerse daño, de verdad». Lorenzo dijo lo mismo que pensamos muchos en Le Mans, que la salida y el choque de Miller con el muro le recordó el terrorífico accidente de Márquez, en Mugello, en 2013. «Lo de Miller es una advertencia que le ha dado MotoGP y el deporte, recordándole que esto no es una broma».

Y, claro, hubo más, porque Lorenzo aún estaba dolido, escocido en su culo, por el desagradable ataque que le lanzó el australiano. «Mi opinión sigue siendo que Miller es de los pilotos que menos consciencia tiene del riesgo que corremos. Es un tema suyo, él sabrá».