Esta tarde Colombia verá lo que nunca había visto, las imágenes de la RAI ofrecerán todo el colorido rosa alrededor de Nairo Quintana, que se convertirá en el primer corredor del país que gana el Giro, escudado por otro compatriota, que no es lo mismo que amigo en bici, Rigo Urán, primero y segundo, testimonio del renaciente ciclismo sudamericano, de la salud de los pedalistas.

Ayer, en el Zoncolan, demostró que no solo tiene piernas, sino cerebro, para controlar y atar un Giro en la más dura de las cimas anotadas en el guión de la carrera, una pared de 10 kilómetros donde ganó Michael Rogers, porque Quintana y el Movistar, ajenos a la victoria de etapa, dejaron para otros la gloria de la jornada. Nadie pudo, nadie tuvo fuerzas suficientes para demarrar de lejos.