El Real Madrid ha perdido de golpe la alegría de su fútbol. Todas las virtudes que transmitía la apuesta ofensiva de Carlo Ancelotti se han transformado en dudas tras dos derrotas en el peor momento, que han hecho temblar sus cimientos y han instalado al equipo en un estado de desconfianza. La goleada al Rayo Vallecano, provocada en gran parte por la osadía de Paco Jémez con su defensa adelantada, no oculta el desplome de confianza del Real Madrid.

Los cinco goles no reflejaron en el marcador la falta de entusiasmo de los jugadores madridistas. Pasaron de poder dar un paso de gigante hacia el título de Liga en el clásico, a perder el liderato tras la derrota ante el Barcelona y caer al tercer puesto por el desplome del Sánchez Pizjuán, donde la falta de reacción y las caras de los jugadores mostraron un sentimiento que llega en un momento en el que todos los títulos se deciden. Los jugadores aseguran que no hay desplome físico, pero dos exigentes partidos provocaron un duelo a bajo ritmo ante el Rayo.

Un juego que solo tuvo velocidad al contragolpe, pero no hubo la intensidad necesaria como para ganar partidos ante rivales directos. Las dudas llegan un mal momento. Ancelotti tiene la necesidad de romper el mito que se ha construido sobre el rendimiento de su equipo cuando se enfrenta a equipos grandes. El Borussia Dortmund, en los cuartos de la Champions, es la primera oportunidad para recuperar su verdadera identidad y dar un golpe en la mesa.