Un gol de Raúl a los 13 minutos y otro de Zidane al final del encuentro de vuelta en Mestalla terminó con las esperanzas del Valencia, un equipo que si ya tenía muy difícil la tarea de remontar los tres goles del partido del Santiago Bernabéu, encontró un muro infranqueable con el madrugador tanto del delantero.

En contra de lo que se esperaba, el equipo de Carlos Queiroz no sufrió en ningún momento. Maniató a su rival y controló el choque con mucha comodidad. Con Guti erigido en la referencia de su equipo, tanto en las labores defensivas como a la hora de sacar el balón, el Madrid vivió cómodo. Incluso tras el gol se permitió tocar sin aparentes problemas y sólo un disparo al poste de Mista (m. 37) alteró el sistema nervioso de los blancos en la primera mitad.

El Valencia insistió, pero más por orgullo que por convicción ante un resultado imposible. El Real Madrid aguantó algo más desordenado, pero consciente de tener en la mano su objetivo. Xisco, de cabeza, logró el gol del empate, pero Zidane dio la puntilla en el tiempo añadido.