El conflicto por el nuevo convenio de las primas explotó definitivamente ayer tras la ruptura total de las negociaciones entre el club y la plantilla que se produjo el jueves. Tras una reunión en el vestuario antes del entrenamiento, los futbolistas, por unanimidad, decidieron adoptar dos medidas, que por la tarde se hicieron oficiales en un comunicado. La primera consiste en no acudir a las concentraciones del equipo cuando juegue en Zaragoza, empezando por la de esta noche, ya que hay partido mañana en La Romareda frente al Espanyol (17.00 h.) y la segunda atiende a la negativa de los futbolistas a asistir a los actos públicos que sean convocados por el club.

Antes del entrenamiento, la comisión negociadora --Cuartero, Láinez, Movilla, Alvaro y Milito-- comunicaba al resto, y sin la presencia del cuerpo técnico, la oferta del club: un convenio por un año para cobrar incentivos por objetivos, lo que en el caso de la Liga equivale a una prima descendente y que se limita sólo a los seis primeros puestos. La plantilla mostró su malestar por el cambio de rumbo, ya que según aseguran había un preacuerdo verbal en el que se garantizaban las primas hasta el puesto decimoséptimo.

VICTOR, EN EL MEDIO Una vez finalizada la reunión, que duró media hora, la decisión se le comunicó a Víctor Muñoz, que lógicamente no encajó bien la negativa a acudir a la concentración de esta noche. "Prefiero no hablar de eso ahora", se limitó a decir después a su salida de la Ciudad Deportiva, aunque su gesto ya decía mucho de por sí. La polémica le ha acabado por salpicar y además algunos jugadores en privado no ocultan cierto malestar con el papel del técnico, al que han visto demasiado del lado del club. Además, tampoco es que las excesivas concentraciones que marca tengan, precisamente, contentos a los jugadores, sobre todo algunas que ha habido posteriores a un partido.

"Las negociaciones se han roto y así se lo hemos dicho a la plantilla. Por eso hemos decidido tomar medidas", dijo Cuartero, capitán zaragocista, que también reconoció el malestar de los jugadores con el club: "Cuando no hay un acuerdo y nosotros pusimos de nuestra parte para que se llegara...", añadió.

El Zaragoza intentó reconducir por la tarde la situación y hubo llamadas de teléfono para varios jugadores, pero la decisión estaba tomada y, por lo menos para este partido, el equipo no se concentrará para el choque y se presentará en La Romareda dos horas antes del comienzo. Los jugadores dejan la duración de esta medida en manos de la entidad, de que varíe una oferta que consideran exigua e inaceptable.

Pero, de momento, no hay indicios de optimismo, porque el club asegura que no estudia la posibilidad de mover la oferta, así que difícilmente va a reconducirse una cuestión que cuando se inició, a finales de agosto, parecía que no iba a ser peliaguda y que se ha convertido en todo un quebradero de cabeza.