Su jefa de prensa, Rosa, bromeaba al mediodía con bailes indios. «Estoy invocando a la lluvia», decía. El propio Lewis Hamilton hablaba de que necesitaba «un milagro» para no salir trasquilado del Gran Premio de Singapur en el que arrancaba quinto, preparado ya para perder el liderato sustentado en solo tres puntos de ventaja sobre Sebastian Vettel. Y entonces empezó a llover, y Hamilton comenzó a sonreír, y Carlos Sainz a frotarse las manos, y Fernando Alonso a guiñar un ojo. «Puede ser una buena carrera». Pero el choque de los dos Ferrari, que regaló el milagro del triunfo a Hamilton, se llevó por delante a Alonso cuando era tercero y casi podía ponerse líder de la carrera con un McLaren. Fue un gran día —perdón, una gran noche— para Hamilton, para Sainz.

Era un circuito marcado en rojo Ferrari en el calendario como Mónaco o Hungría, un trazado sin rectas tan favorables al motor Mercedes, un recorrido de curvas cerradas donde el chasis más corto del Ferrari se desenvuelve a la perfección. Pero Ferrari tiró a la basura su ventaja con un choque ridículo que dejó en bandeja el triunfo a Hamilton. El inglés consolida su liderato en el Mundial donde menos se los esperaba. Ha pasado de tres a 28 puntos de ventaja sobre Vettel. El otro hombre feliz bajo los fuegos artificiales, en la primera carrera en mojado en diez años de gran premio nocturno, fue Sainz, que celebró su fichaje por Renault con un brillantísimo cuarto puesto, su mejor posición desde que pilota en la Fórmula 1.

LA SALIDA / Podía haber sido también el día de un podio de Alonso en esa difícil unión McLaren-Honda que ya está rota, pero los Ferrari lo estropearon todo. Los coches rojos tiraron todas sus posibilidades en 300 metros. Vettel cerró a Verstappen contra la izquierda, y el holandés hizo lo mismo contra Raikkonen. Los tres acabaron impactando y fuera de carrera, los tres culpables. Lo peor es que se llevaron por delante a un inocente, a Alonso que tras una gran salida iba camino de ser primero.

«Me fui a la izquierda para cerrar a Max y, luego, he visto el golpe», dijo Vettel. «Cuando te juegas el Mundial, no puedes cometer esos errores», le contestó Verstappen. «Ha sido algo estúpido», concluyó Raikkonen. Los tres fueron culpables, los tres arruinaron la carrera esperanzadora de Alonso: «El coche estaba destrozado por la parte izquierda. Teníamos esperanzas de estar líderes, porque Hamilton iba detrás de mí en la curva 1. El podio estaba asegurado y hasta podía ganar», explicó el asturiano, que está cerca de anunciar su renovación por McLaren.

«En lo importante, en la duración del contrato y en el dinero, estamos de acuerdo. También sabemos que nuestros propietarios nos han dicho que no tendremos problemas económicos. Quedan solo algunos aspectos legales», asegura Eric Boullier, jefe de equipo. Quedan dos aspectos: que Alonso se pueda ir de McLaren cuando quiera si tiene una oferta de Mercedes o de Ferrari, y que el año que viene pueda correr las 24 Horas de Le Mans con el coche, la marca y los patrocinadores que quiera. Y McLaren, por supuesto, accederá sin problemas a esas a cláusulas.