Yo no voy a salir de noche para controlar a todos los jugadores. Pero cuando tengamos noticias de que alguien sale hasta muy tarde, el castigo que recibirá será muy duro, tanto económica como deportivamente". Cansado de repetir este mensaje dentro del vestuario desde hace semanas, Frank Rijkaard, el técnico del Bar§a, próximo rival del Real Zaragoza en el campeonato de Liga, abrió ayer la puerta para anunciar públicamente que no tolerará más actos de indisciplina nocturna en su plantilla y que ha instado a la directiva del club catalán a redactar un régimen de reglamento interno --el último data de la época Van Gaal-- mucho más severo.

CONVIVENCIA DIFICIL Ningún entrenador, ni siquiera su compatriota Cruyff, había ido tan lejos en sus acusaciones a la plantilla en un asunto tan sensible como este. Pero Rijkaard, al comprobar que no le hacían casa dentro, lo explicó bien claro fuera. Pudo acogerse a la coartada de la cita copera de esta noche en Valencia frente al Levante, el líder de la Segunda División, aunque no lo hizo. Lo explicó con toda naturalidad, sin darle mucha importancia, pese a asumir que se introducía en un terreno pantanoso ya que sus puentes de diálogo con la plantilla pueden quebrarse. Al holandés no le importó, aunque su futuro dependa ahora más que nunca de la reacción de esos cuestionados jugadores.

"He hablado con el grupo en el vestuario y les he dicho que está prohibido salir dos días antes de los partidos. Nadie puede salir de noche", aseguró Rijkaard, quien apeló a la "responsabilidad" de los futbolistas. Eso fue lo mismo que le pidió el presidente del Barcelona, Joan Laporta, a la plantilla para entrar en el nuevo año. Una petición que chocó de frente con la sucesión de acontecimientos. En el primer partido se encontró con el 3-0 del Racing. "La directiva está trabajando en el nuevo reglamento interno porque la disciplina fuera del campo es muy importante. No sólo es entrenar y jugar. Hay algo más. Es, sobre todo, responsabilidad para toda la gente que sigue a este equipo, para la gente que no está bien cuando no ganamos", añadió el técnico.

SIN DAR NOMBRES Es, precisamente, la reiteración en las salidas nocturnas de los jugadores, pasara lo que pasara en el campo, lo que más ha molestado a Rijkaard. Evitó, en todo momento, dar nombres, ni señalar con el dedo, aunque el club sabe que se trata de una gran mayoría. "En una situación como ésta, los jugadores no pueden salir. Se lo he dicho y creo que están obedeciendo. Si nos enteramos, seremos muy duros", reiteró.

Más allá de la cuantía económica del castigo, el técnico marginará al jugador, apartándole de la titularidad. El mensaje de Rijkaard fue clarísimo: quien salga, no jugará. Y se acabaron las fiestas porque el club arropa la decisión del holandés. En este caso, Laporta y Rijkaard han coincidido en acusar a la plantilla, a diferencia de otras crisis en las que el entrenador era el primero en saltar por los aires. Por eso, caminan unidos de la mano en todo, incluso en los fichajes. "Estoy contento porque el presidente esté tan cerca del equipo como demostró con su visita. La directiva ya sabe lo que quiero. Soy partidario de traer un refuerzo, si se puede", dijo el técnico.

UN EQUIPO SIN EQUILIBRIO El Bar§a ya ha contactado con Edgard Davis, el centrocampista holandés de la Juve. Pero no se decidirá si se le ficha hasta que Rijkaard hable hoy en Valencia con Sandro Rosell, el vicepresidente deportivo, y Txiki Begiristain, el secretario técnico. Pero si algo quedó claro es que el entrenador pide un jugador para compensar a un equipo inestable. "El Bar§a no tiene equilibrio. No digo que falta carácter o mentalidad. Para que haya equilibrio en un equipo debe haber gente con mala leche, gente contundente, gente mejor tácticamente. Pero nosotros tenemos mucho de lo mismo", añadió.