Es el gran activo del Bar§a. El símbolo más preciado. El líder carismático. El futbolista más genial, el más decisivo. Ronaldinho, el jugador que mejor simboliza el cambio, la nueva imagen del club azulgrana, también ejerció ayer de capitán en la segunda parte, cuando Oleguer sustituyó a Puyol. Y lo hizo con otra actuación genial. Mágica. Con tres asistencias de gol y siendo elegido jugador más valioso del plácido partido que el grupo azulgrana disputó ante el Kashima --5-0 con goles de Giuly (2) Larsson y Leo Messi--.

Pero el Bar§a no sólo se alimenta de Ronaldinho en el campo. El brasileño es el estandarte del club y, por contrato, ha de disputar todos los partidos de la gira asiática. A él no le importa tanto compromiso y cumple el papel con naturalidad, exhibiendo siempre su contagiosa sonrisa. En Corea y en Japón ha sido el más solicitado.

Seguridad y autógrafos

Y Ronaldinho nunca tiene un detalle feo. Al contrario. Disfruta cuando posa en cualquier fotografía con jóvenes que le idolatran, cuando firma autógrafos a los niños que se lo solicitan. Siempre es el último en bajar del autocar y siempre lo hace rodeado de cuatro o cinco agentes de seguridad. A la devoción hacia su figura responde con cariño, con aire de tipo muy cercano.

Cinta en la cabeza

A Ronaldinho lo quieren en todos los actos. En todas las ruedas de prensa. Como en la del pasado martes, en la que el promotor coreano le preguntó si se había cepillado los dientes. Ante la sorpresa del brasileño, King Jung Suk añadió: "Una sonrisa que vale un millón". Más plácida fue su llegada a Japón, donde le obsequiaron con la tradicional cinta con la bandera japonesa. Ronaldinho, sin cortarse un pelo, se la puso inmediatamente en la frente. Xavi, Puyol, Deco y hasta Larsson también son muy conocidos en Asia.

Ronaldinho se siente muy querido. En Barcelona y muy lejos del Camp Nou. Ayer, cada vez que tocaba la pelota le aplaudían. Ya fuera por un simple control, porque se lanzaba al suelo para cortar una jugada del equipo rival o por sus increíbles asistencias de gol. Aunque fallara era vitoreado por la multitud.

Cuando el partido se acabó prosiguió la veneración a Ronaldinho, que fue elegido jugador más valioso. Le regalaron un casco de samurai y Puyol quería que cogiera el trofeo que ganó el Bar§a, pero el astro rechazó la invitación, aunque acabó como capitán. Los aficionados, mientras, coreaban su nombre.