Al regreso del partido de Málaga el pasado 25 de enero, Fernando Vázquez, técnico del Valladolid, tenía un motivo de satisfacción, tras un triunfo que consolidaba a los suyos en la zona media con nueve puntos de renta sobre la zona de descenso que encabezaba el Zaragoza, pero contaba con un gravísimo problema. En La Rosaleda se lesionó Makukula y el percance tenía una mala pinta que se confirmó a los pocos días: rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco externo de la rodilla derecha, intervención quirúrgica y adiós a la temporada. Sabía el técnico gallego que la baja del ariete congoleño, con pasaporte portugués, no era una ausencia cualquiera. Y no lo ha sido. Desde aquel día, los de Pucela sólo han coleccionado derrotas en su casillero, cuatro consecutivas, se han quedado sin marcar en los últimos tres partidos y han pasado a ser, junto al Murcia, el peor de equipo de la segunda vuelta --cuatro puntos de 24 posibles--, con la amenaza del infierno a sólo tres.

Por encima de su acierto goleador --coleccionaba ocho dianas en 18 partidos--, Makukula era el faro del juego pucelano. Baste recordar la primera parte que ofreció en La Romareda, donde no marcó pero fue un gigantesco dolor de cabeza para la zaga zaragocista y para Alvaro en particular. Y es que todo giraba en torno a un ariete muy fuerte físicamente (1,92 y 85 kilos de peso), potente en su zancada y agresivo en su estilo de juego. Un jugador de esas características --aunque técnicamente no sea un superdotado-- condiciona el fútbol de cualquier equipo, porque sus virtudes resultan muy fáciles de aprovechar y explotar.

Sustituto sin brillo

El problema llega cuando se produce la ausencia de ese faro. El Valladolid, un equipo bien trabajado tácticamente aunque con pocas prestaciones defensivas, ha perdido mucha fuerza en ataque porque no ha cambiado el chip tras esa baja. El Chino Losada, su sustituto hasta ahora, no puede ofrecer, por las razones evidentes de un físico completamente diferente, el repertorio futbolístico que supone contar con Makukula y Vázquez también ha probado con el argentino Cardetti como acompañante en ataque en las segundas partes, pero el resultado positivo no ha sido visible en ningún momento.

El técnico del Valladolid, que pidió un refuerzo en el mercado de invierno en la semana que hubo de tiempo desde que se lesionó el ariete congoleño hasta el cierre del mercado, sabía lo que implicaba su ausencia, pero el club no escuchó esa petición y el tiempo no ha tardado en darle todos las razones.

Porque los números de las últimas jornadas están ahí. Tras lesionarse el jugador --que está cedido por el Nantes francés, aunque el Valladolid ya ha pedido prorrogar esa cesión la próxima temporada-- en el partido disputado en Málaga, que acabó con 2-3, el conjunto pucelano jugó en casa frente al Real Madrid y, tras adelantarse en el marcador con dos dianas de Oscar, acabó perdiendo en la segunda parte frente a los galácticos . Después de esa cita, los de Vázquez han desaparecido ofensivamente: ni un gol en los últimos 270 minutos de juego, una cada vez más tangible incapacidad arriba, y tres derrotas consecutivas frente al Espanyol (2-0), el Celta de Vigo (0-2) y el Racing de Santander (1-0).

Señales de alarma

Por eso las alarmas ya suenan con fuerza en Pucela. El equipo, sometido a una inestabilidad económica desde el club --ahora empresarios de Qatar quiere comprarlo--, ha cogido una clara cuesta abajo que le puede llevar hacia Segunda. Esos nervios y una afición de uñas tras tres meses sin ver ganar a su equipo en Zorrilla, ya que el último triunfo data del 23 de noviembre pasado ante el Atlético (3-1), pueden ser una losa muy pesada este sábado. Aunque no tanto como la baja de Makukula. Por eso, la oportunidad de ganar en Valladolid, donde hace casi 40 años que el Zaragoza no lo logra, se presenta en bandeja de oro.