El derbi romano Lazio-Roma se suspendió ayer por la presunta muerte de un niño en las inmediaciones del estadio cuando se habían disputado dos minutos del segundo tiempo (0-0). La policía desmintió el posible atropello del joven, seguidor del Roma. Adriano Galliani, presidente de la Liga Profesional Italiana de Fútbol (Lega) tomó la decisión final por motivos de "orden público". "Hablé por teléfono con el árbitro Rossetti y le dije que suspendiera el partido", aseguró Galliani. Al cierre de esta edición, se hablaba de un presunto montaje de las dos aficiones para paralizar el pulso.

Galliani habló con Fabio Capello, técnico del Roma, y los directores deportivos de ambos equipos antes de tomar la decisión. La noticia de la posible muerte de un niño, presuntamente arrollado por un vehículo policial, mientras iba al estadio, fue desmentida también por la megafonía de estadio. Pero ello no bastó para que el partido se reanudase, al no sentirse los jugadores en condiciones de seguir jugando. Ya antes de entrar en el terreno de juego para iniciar la segunda parte, los futbolistas vieron cómo sus respectivas aficiones, que habían quitado las pancartas, les pedían no jugar.

RUMOR "SIN FUNDAMENTO" A pesar de los intentos de los futbolistas, el segundo tiempo se puso en marcha. Pero ante los gritos de los aficionados, los jugadores decidieron parar el partido en el minuto 47. Tras unos minutos de confusión, con los jugadores de uno y otro equipo dialogando con el trío arbitral, por la megafonía se anunció oficialmente que la noticia del fallecimiento "carecía de fundamento".

Pese a las indicaciones, el juego permaneció sin reanudarse, ya que los jugadores, ante las continuas peticiones de sus seguidores de no jugar al no creerse el anuncio oficial, solicitaron sobre el campo la presencia de un responsable policial para que les asegurase que nada había ocurrido. Al cabo de unos minutos apareció ese responsable que indicó a jugadores, técnicos y árbitros que en los incidentes previos no se registró tal muerte.

En uno de los fondos, incluso, los aficionados hicieron una fogata que provocó un intenso humo negro. Al final, el árbitro Rosetti decretó la suspensión del partido, con lo que los componentes de una y otra plantilla se encaminaron a los vestuarios. En las horas previas al partido también se produjeron una serie de incidentes entre las aficiones. Además, hubo enfrentamientos entre los aficionados y miembros de las fuerzas del orden, lo que motivó la actuación policial y la detención de una decena de ultras.