La Primera División estrena hoy su temporada con tres duelos, la visita del Athletic de Bilbao al Málaga (19.00), el Sevilla-Valencia (21.00) en el Sánchez Pizjuán y el partido entre el Granada y el Deportivo (23.00), aunque los tres grandes candidatos al título no jugarán hasta mañana y el lunes. Mañana será el estreno del Barcelona, donde Neymar apunta a ser baja por un esguince de tobillo en la visita del Elche al coliseo azulgrana, mientras que la disputa anoche de la Supercopa llevará los duelos del Atlético y del Madrid al lunes.

El Real Madrid debutará en su estadio frente a un recién ascendido. El Córdoba disputará un partido de Primera 42 años después de su último descenso y lo hará, ni más ni menos, que en el Santiago Bernabéu. Por su parte, el vigente campeón, el Atlético de Madrid, cerrará la primera jornada con el derbi madrileño ante el Rayo en el Estadio de Vallecas. Difícil salida para los del argentino Diego Pablo Simeone contra el cuadro de Paco Jémez, que parece disponer esta campaña de mimbres más importantes para su valiente propuesta.

Hace casi 100 días, el Barça echó a perder lo que todavía hoy cuesta de creer: una Liga en casa. En 90 minutos. Toda una temporada concentrada en una hora y media, y ni siquiera así el equipo de Tata Martino fue capaz de rebelarse contra su caída y competir frente al ímpetu, el carácter y la motivación que sí mostró el Atlético de Simeone, campeón inesperado ante la renuncia de los dos grandes, que fueron echando a perder un punto detrás de otro en un tramo final vergonzoso. Tan resignado estaba el Camp Nou a la tristeza y la pérdida de identidad que acompañaba a un Barça irreconocible que ni siquiera alzó la voz.

La llegada de Luis Enrique ha enterrado esa sensación de que en Sant Joan Despi reinaba el descontrol y un día día más que disipado que se acabó pagando caro. La consecuencia, después de un año casi en blanco, ha sido la apuesta por un entrenador de un perfil más cercano a Guardiola y a Tito, y muy alejado de la fallida apuesta de Rosell por Tata, y la mayor inversión de los últimos años para reforzar la plantilla (158 millones de euros, 80 descontando los traspasos) con 8 caras nuevas, entre ellas dos porteros y una pieza obligada en cualquier equipo y que en el Barça parece tabú: el delantero centro. Ha tardado en llegar y cuando lo ha hecho se hará esperar. Hasta octubre. A Messi y a Neymar se les ha unido un tercer tenor: Luis Suárez.

FLORENTINO Y SUS CROMOS En el Madrid, ni el final de la larguísima obsesión por la décima, ha aplacado el aire galáctico que nunca ha perdido Florentino. Esta vez, la planificación deportiva se ha activado en Brasil. Tres de los mejores cromos del Mundial se los quedó para su álbum: Navas, Kroos, después de que el Barça le rechazara, y James Rodríguez, un talento que ha comprado a precio de Cristiano y Bale. Antes de empezar, el Madrid parece tener más de lo que necesita, y en ese difícil equilibrio con tanto nombre volverá a navegar Ancelotti, salvado por la campana quién sabe si del despido por un milagroso cabezazo en el minuto 94.

A Simeone y al Atlético, esa terrible desgracia, tal que fuera el Pupas de toda la vida cuando de la mano del Cholo ha dejado de serlo, no parece haberle alterado el alma ni el espíritu que le llevó a ser más grande que los dos grandes. Casi nadie creyó que se mantendrían en pie hasta el final, y lo hicieron, también el último día en el Camp Nou, reaccionando al gol de Alexis tras quedarse sin Diego Costa y Arda. El cambio de su goleador por Mandzukic y la marcha de Courtois genera dudas. En el fondo, se impone la idea de que esta será una Liga de dos. Como siempre. Como hasta la pasada temporada. Pero el vigente campeón no es ninguno de los dos.